Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

martes, 25 de diciembre de 2007

Usted y su distinguida esposa

    Todavía en estos años jóvenes del nuevo siglo no es raro toparse con noticias socialmente alarmantes. Por ejemplo, que una mujer marinera pierda su empleo por tener una “personalidad inadecuada” o que el Grupo de Estudios Estratégicos, un colectivo vinculado al Partido Popular, publique un artículo contrario a la participación de mujeres en misiones militares en el exterior. Son asuntos que aún nos resultan distantes –la armada, el ejército- y quizá por ello no nos conmueven como debieran. Sin embargo, el hecho de que una sentencia de la Audiencia Nacional concluya que Vanesa de Dios debe ser expulsada de la Armada, por padecer "trastorno de la personalidad de incierta reversibilidad y constitutivo de una incapacidad total para el desempeño de las funciones propias del servicio", aunque su discapacidad se haya evaluado en el 0% y pueda, por tanto, dedicarse a cualquier otra profesión, es como poco extraño. Lo que tiene mucho peor olor es lo del Grupo de Estudios Estratégicos y su teórico al mando, el coronel en la reserva Antonio J. Candil, que vienen a sentenciar que las mujeres son peores soldados porque "sufren mayores desordenes psicológicos que los hombres". Seguramente, no será de la misma opinión el amigo de Aznar, Muammar el Gaddafi, que prefiere disponer de una escolta personal formada por treinta mujeres, eso sí, vírgenes, por supuesto.

    Pero nada es casual ni pintoresco. Todavía en estos años jóvenes del nuevo siglo se reciben invitaciones para asistir a actos de alto significado social, en los que esperan contar con “usted y su distinguida esposa”. Poco importa que el acto en cuestión tuviera por objeto reconocer públicamente al empresario leonés del último año, que al cabo resultó ser empresaria. Lo que importa son los lapsus verbales, esas rancias fórmulas de cortesía decimonónica que siguen tan presentes hoy en el lenguaje, y por tanto en las mentes y en los comportamientos de cuantos lo articulan o escriben.

    Por fin el pasado 7 de diciembre, hombres y mujeres opositaron juntos por primera vez a los cuerpos de prisiones y acabaron así con la última discriminación por razón de sexo en la Administración. La liquidación de la convocatoria segregada fue aprobada en diciembre de 2006 con el único voto en contra del PP; de no haberse subsanado la discriminación, las afectadas podrían haberlo denunciado, toda vez que ya está en vigor la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva de Mujeres y Hombres.

     En la exposición de motivos de esa Ley se alude a la necesidad de “una acción normativa dirigida a combatir todas las manifestaciones aún subsistentes de la discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo y a promover la igualdad real entre mujeres y hombres”. El objetivo es, por tanto, avanzar hacia una igualdad “efectiva”, que trasciende el derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo ya proclamado por el artículo 14 de la Constitución española. Así pues, dentro de un contexto general, no debe extrañar la especial atención que el texto legal presta a la corrección de la desigualdad en el ámbito específico de las relaciones laborales, promoviendo en el marco de la negociación colectiva la adopción de medidas concretas a favor de la igualdad en las empresas.

   A tal fin, las modificaciones en materia laboral comportan la introducción de importantes modificaciones en preceptos legales vigentes de tanta importancia como el Estatuto de los Trabajadores, la Ley General de la Seguridad Social, la Ley de Medidas Urgentes de Reforma del Mercado de Trabajo, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social y otros. Así mismo, para ir aún más al detalle, cabe resaltar la importancia que el renovado Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva en 2008 concede a las materias de igualdad.

    Este hecho es una de las principales novedades que para el presente año guiará todo el proceso de negociación colectiva. Los convenios deberán incluir medidas de acción positiva para favorecer el acceso de las mujeres a las profesiones en las que estén subrepresentadas. Y, además, los planes de igualdad habrán de contemplar medidas de clasificación y promoción profesional, retribuciones y ordenación del trabajo para favorecer la conciliación con la vida familiar lo mismo a mujeres que a hombres. Precisamente, el nuevo permiso de paternidad se perfila como la medida más innovadora en ese campo; pero al mismo habrá que sumar mejoras en el permiso de maternidad, en la reducción de jornada por guarda legal y en la excedencia voluntaria o motivada tanto por cuidado de hijo o hija como de familiares.

    Así pues, nos encontramos por fin ante un tiempo nuevo. Un tiempo que viene a exigir a trabajadores y empresarios y a las organizaciones que los representan un verdadero compromiso con las nuevas realidades de nuestra sociedad. Un tiempo de transversalidad, que refuerza el papel del diálogo social y de la negociación como instrumentos para buscar la igualdad en el mundo del trabajo. Un tiempo que implica un cambio de enfoque global en la educación, en la convivencia y en la participación. Un tiempo, al cabo, en que cualquiera de nuestros acompañantes en actos sociales, sea mujer, hombre o coronel en la reserva, merezcan exactamente la misma distinción y respeto.

Publicado en Diario de León, 18 enero 2008

sábado, 17 de noviembre de 2007

VARIOS: The campaing to save Darfur

    Darfur, el Hogar de los Fur, esa región sudanesa colindante con el Chad, cuyo conflicto civil ha derivado en la limpieza étnica de miles de personas y el desplazamiento forzoso de varios millones, tiene también su reflejo en la música actual. El disco que Amnistía Internacional editó a mediados de 2007, bajo el título The Campaing to Save Darfur, no es un muestrario de músicas indígenas al servicio de la industria mundial, sino todo lo contrario: un catálogo de músicas occidentales al servicio de las campañas que esa organización lleva a cabo en aquel infierno.

    El eje es John Lennon y su amplio repertorio, revisado para la ocasión por una nutrida tropa de grupos y cantantes de los más diversos orígenes y estilos, cuyo denominador común son en este caso los pentagramas poliédricos del pop de los últimos tiempos. Así pues, el doble CD que nos ocupa tiene, además, la virtud de ofrecernos una colección muy digna de versiones, ese manantial fecundo del ejercicio musical que consiste en verter desde una fuente original a otra, no necesariamente menos innovadora, una melodía, una canción, con el fin de recrearla. La propuesta es heterogénea por necesidad, desde el clásico “Imagine” según interpretación de Avril Lavigne y Jack Johnson, hasta una pirueta entre reggae y metálica de Aerosmith para el tópico “Give peace a chance”, junto a REM, U2, Green Day o The Cure. ¡Ah!, y los Jaguares, con una demoledora traducción al español de “Gimme some truth”. No tiene pérdida en general, si exceptuamos la dificultad para hacer gorgoritos que demuestra la muy premiada Lavigne. Aunque, eso sí, hubiera sido de agradecer la colaboración generosa de un traductor o traductora, para que el folleto explicativo que se acompaña pudiera ser comprendido por la totalidad de castellanos viejos o leoneses de lengua, dicen, vernácula.

    En definitiva, un disco que sumar a una serie muy interesante de ellos, que han ido apareciendo bajo el abrigo de Amnistía Internacional, con unas señas de identidad semejantes: colaborar a su financiación como primer objetivo, pero también, desde un punto de vista artístico, generar fórmulas provechosas para la reunión de voces, estilos y cantables que los dictados del comercio no contemplan. Fue el caso así mismo de El latido de la memoria en el año 2000, muestrario del resurgir de la música folk en España, y de Liberando expresiones en 2003, un surtido de dúos tan logrados como sorprendentes.

Publicado en Notas Sindicales, diciembre 2007

viernes, 31 de agosto de 2007

Pleno empleo

    Durante los meses de verano, además de hacerlo sobre el suave invierno, se habló sobre el pleno empleo como no había ocurrido en decenios. Tanto que incluso el Presidente del Gobierno se atrevió a vaticinar su consecución a medio plazo y el Ministro de Trabajo lo estableció para antes del año 2010. Esas afirmaciones, derivadas de la EPA (Encuesta de Población Activa) del 2º trimestre de 2007, merecedora de comentarios verdaderamente positivos que desde luego no vamos a discutir, nos animan sin embargo a realizar un análisis algo más distante y sobre todo en relación con un entorno más inmediato, el de la provincia leonesa, que permita una más justa valoración, si ello es posible.
 
    En efecto, la EPA es una de las estadísticas más importantes para seguir la coyuntura laboral y económica, y lo que vino a revelar en el pasado mes de julio es, fundamentalmente, que el ritmo de crecimiento de empleo se mantiene. En nuestra provincia la tasa de actividad a lo largo de todo el año 2006 fue del 48’86%; durante el primer trimestre de este año llegó al 49’27%; y en el segundo, al 50’45%. Ahora bien, todos los datos tienen su haz y su envés, lo cual atenúa las euforias y nos sitúa en una realidad más atinada. Porque si a la par atendemos a las cifras de paro, lo que observaremos es que, aun manteniendo el tono positivo en su evolución general, alcanza a finales del mes de julio el 10’14%, es decir, todavía lejos de lo que se considera técnicamente pleno empleo, en torno al 5%. No obstante, ese objetivo es ya un hecho en algunas comunidades autónomas (La Rioja, Navarra, Aragón e Islas Baleares), lo que nos permite pensar que no es un objetivo inalcanzable, siempre y cuando se den las condiciones necesarias.
 
    Pero las cifras varían mucho más cuando se examinan según sectores, zonas y, sobre todo, sexos. Así, podemos constatar que el paro castiga en esta provincia en mayor medida a los servicios (12.259 desempleados en julio) que a la agricultura (471) o a la construcción (1.863); que los datos de desempleados registrados en las distintas oficinas del ECYL arrojan un balance más positivo en El Bierzo que en el resto del territorio provincial, por ejemplo; y que la tasa de paro femenino es también notablemente superior a la masculina, 15’04% frente a 6’43%. Por lo tanto todo es matizable y nos obliga a pronosticar el futuro con cautela, tal y como lo hace el conjunto de la población española al situar todavía el fenómeno del paro como una de sus principales inquietudes. Sea esto porque son conscientes de la fragilidad de las cifras, sea porque el empleo es en sí mismo frágil.
 
    Por todos esos motivos es por lo que, sindicalmente hablando, la prioridad ante cualquier circunstancia de crisis es y seguirá siendo la de defender los puestos de trabajo por encima de toda otra consideración. Esto es, el empleo antes que cualquier fórmula que garantice retiros honrosos para situaciones en apariencia sin salida. Con tratamientos y resultados dispares, ése ha sido el norte que ha guiado la estrategia de Comisiones Obreras en casos tan emblemáticos como el carbón, Antibióticos o Enervisa, al igual que en otros menos relevantes desde el punto de vista mediático pero bastante frecuentes. Para eso se llega a acuerdos, se suscriben planes industriales o se somete el porvenir a laberintos judiciales no fáciles de soportar. Acuerdos, planes y procedimientos judiciales que no son un fin en sí mismos, sino una herramienta que debería permitir la gestión y continuidad del empleo en crisis como premisa fundamental, con el hipotético objetivo de llegar a un tiempo más favorable. No siempre son mecanismos populares ni bien entendidos por la sociedad, que llega a calificar de aristócratas a ciertos trabajadores o considera baldío todo aliento puramente subvencionador. Ello sobre todo cuando, evaluados los progresos inmediatos, lo que a primera vista se observa es el indiscutido cumplimiento del sacrificio social y no tanto el rendimiento de los compromisos industriales. O, en el peor de los casos, la liquidación final a pesar de la perseverancia de los afectados, como ha ocurrido en Cistierna.
 
    Pero ése es otro cantar: el que entonan otros agentes laborales perfectamente identificados, cuyo compromiso con el empleo es a veces pura retórica. Se ha visto así en alguno de los casos antes citados y se observa a diario cuando lo que prevalece en sus estrategias es la mirada cortoplacista o la apuesta obstinada por sectores inflacionistas y de productividad limitada, la construcción y los servicios sobre todo.
 
    Porque ésa es, en suma, la clave para que los vaticinios de pleno empleo puedan llegar a cumplirse, tanto en nuestra provincia como en el resto del Estado: el cambio de modelo productivo. Sin duda alguna, León dispone de margen para esa necesaria transformación si se produce una apuesta decidida, ordenada políticamente y compartida por los distintos actores sociales, dirigida hacia horizontes de futuro ineludibles: renovación energética, aprovechamiento racional de recursos naturales, mercado agroalimentario de calidad y desarrollo tecnológico entre otros. Señas hay de que algunos proyectos caminan ya por esa senda, convencidos como nosotros de que éstos son parte importantísima de los mimbres que permitirán manufacturar un buen cesto. Lo otro es despoblación, es empleo precario o desempleo, es pobreza social y más de lo mismo.

Publicado en Diario de León, 15 septiembre 2007

miércoles, 9 de mayo de 2007

Sobre la energía solar

    La dependencia energética del exterior y el paulatino adelgazamiento de las fuentes propias, como es el caso del carbón, hacen que el debate sobre la energía sea una cuestión capital en España. Aunque no sólo, puesto que en el panorama mundial se reúnen países en conflicto, países emergentes, países productores haciendo caja y países con demanda creciente, de tal modo que nadie escapa en un futuro inmediato a la redefinición de lo que se llama mix energético. Y, por supuesto, nadie podrá escapar tampoco, tarde o temprano, a los objetivos medioambientales de Kyoto o de quien le suceda.
 
    En un sentido más tangible, conviene resaltar la necesidad de atender a la producción de energía y cuanto con ella se relaciona no sólo como un elemento básico del hecho económico, sino muy en relación con el fortalecimiento o no de un ámbito laboral cualificado en el que es preciso ser cada vez más competitivos. Aunque resulte obvio, conviene insistir en que el sector energético genera riqueza de alta gama: riqueza en términos de capital y de desarrollo, pero también riqueza en términos de empleo.
 
    En medio de semejante contexto global, se debe no obstante realizar simultáneamente un análisis mucho más local, que nos advertirá con toda probabilidad acerca de estrategias sobre las que conviene actuar conforme a las posibilidades que cada territorio ofrece. Esto es lo que hemos hecho durante el año 2006 en la provincia de León, con la intención de aprovechar las tendencias ya existentes en el sector e impulsar sobre todo las potencialidades que se apuntan en cuanto a nuevas formas de energía, en particular la de tipo solar fotovoltaico.
 
    Es la leonesa una provincia tradicionalmente vinculada a la producción energética más clásica, es decir, la derivada del carbón y la hidroeléctrica, cuyas principales expresiones han sido las cuencas mineras de Laciana y El Bierzo, las térmicas de La Robla, Compostilla y Anllares y los diversos aprovechamientos hídricos en los embalses. En paralelo a la reconversión del carbón, durante los últimos años se ha desarrollado también un importante segmento relacionado con la energía eólica, desde la producción de componentes en empresas como LM, Comonor y Vestas, hasta la instalación de numerosos parques eólicos; y a la par comienzan a insinuarse algunos proyectos en el entorno de las bioenergías, con plantas previstas en Cabreros del Río y Villarejo de Órbigo. Por último, hemos de señalar que en 2008 se pondrá en marcha en la localidad de Valdelafuente una factoría, tecnológicamente avanzada, destinada al corte de obleas de silicio para placas solares. Así pues, nuestro mix energético provincial es lo suficientemente diverso y consolidado como para concluir que en la producción de energía se sitúa, como lo estuvo en el pasado, uno de los ejes más importantes, si no el que más, del futuro de la economía de la provincia. Y, como cabe deducir, de la Comunidad Autónoma en su conjunto.
 
    Ahora bien, la descripción anterior no puede ocultar tampoco algunos aspectos negativos que es preciso afrontar para limitarlos y que, por otro lado, habrá que fortalecer con nuevas iniciativas para garantizar ese futuro sólido. Por ejemplo, el carbón requiere, más allá del horizonte de 2012 hasta donde alcanza el actual Plan, una catalogación indubitable y cuantificada como reserva estratégica al margen de contingencias empresariales y mercantiles; las centrales térmicas han de limitar o capturar sin dilación sus emisiones de CO2 mediante tecnologías ya existentes en la industria y otras que se anuncian; el despliegue eólico necesita racionalidad y juicio, pues la etiqueta renovable no es una patente de corso para contaminaciones agresivas de otra naturaleza; y las energías más jóvenes demandan todavía un gran componente en desarrollo e innovación, que les permita competir con fuerza e incluso ganar mercado frente a modelos conservadores.
 
    Por todas esas razones, la Unión Sindical de CCOO de León asumió como una apuesta estratégica la prospección en el campo solar fotovoltaico, a partir del estudio que en mayo de 2005 elaboraron las organizaciones estatales de CCOO, UGT y Ecologistas en Acción (“Propuesta para el desarrollo de la energía solar fotovoltaica en España”). La adaptación de aquel documento a las características provinciales y la actualización de aquellos planteamientos nos permitieron establecer contacto de diversas maneras con las administraciones central, autonómica y provincial, con organismos implicados en la energía (IDAE, EREN, CIEMAT, Instituto de Energía Solar), con organizaciones empresariales y entidades financieras, y con las empresas de electricidad y fotovoltaicas. Y todo ello con un discurso muy claro: desarrollar con tecnología propia una planta de producción de silicio grado solar en la comarca de Laciana.
 
    El resultado de todas nuestras actuaciones fue examinado en una Jornada que se celebró en León el pasado 2 de marzo, algunas de cuyas conclusiones apuntamos a continuación:
 
    El Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado ya en laboratorio una tecnología competitiva para la obtención de silicio solar; a corto plazo,  va a trasladarla a planta piloto en Getafe a través de la compañía CENTESIL, en la que se integran, junto a otros socios, la propia Universidad y la empresa DC WAFERS, la titular de la factoría que en 2008 producirá obleas en León. No estábamos, por lo tanto, hablando de castillos en el aire. Es más, supimos a principios de abril que la empresa ISOFOTÖN pretende poner en marcha en 2009 una planta de polisilicio en la localidad gaditana de Los Barrios. Luego es evidente que se ha iniciado una carrera y una competencia en cuya parrilla deberíamos tener algún puesto.
 
    Lamentablemente, las organizaciones empresariales locales, que no las financieras, no han sido sensibles a la iniciativa y su interés ha sido puramente testimonial, como de costumbre en todo lo que signifique progreso colectivo. Y casi lo mismo podemos decir de las administraciones: la central, con un Ministerio de Industria autista, deambula sin orientar la política energética y regatea, en este caso el MEC, las ayudas a proyectos tan singulares; y la autonómica, tan pintoresca ella, da la sensación de estar perdida a medio camino entre sus compromisos con empresas extranjeras indeterminadas e investigaciones vistosas sobre la pureza del silicio en Brasil. Veremos si el nuevo Gobierno de la Junta tiene más energía, solar por supuesto.
 
    Y para acabar, quedamos los que quedamos, es decir, los que desde un principio hemos tirado de este proyecto con ilusión, con rigor y con tesón, nuestros únicos capitales; aunque a veces echemos un poco de menos también la ayuda de otras estructuras amigas. Sea como fuere, estamos en un momento decisivo en materia de energía solar, en definición de modelos energéticos y en oportunidades para la provincia de León.

Publicado en Notas Sindicales, junio 2007

martes, 24 de abril de 2007

2007: Igualdad y empleo de calidad

    El 1º de mayo de este año se asoma a las calles de nuestras ciudades detrás de un lema en consonancia con algunas de las demandas laborales más significativas del momento: Por la igualdad. Empleo de calidad. De este modo saludamos, por un lado, la aprobación de la Ley para la Igualdad Efectiva de Hombres y Mujeres, un texto legal que responde en buena medida a demandas históricas de las organizaciones sindicales de clase; y, por otro, reiteramos la necesidad de insistir en el esfuerzo de mejorar la calidad del empleo, aspecto repetido en los eslóganes de los últimos años y por lo tanto no alcanzado con satisfacción; ello a pesar de que los acuerdos firmados en 2006 por los agentes sociales y el Gobierno han favorecido ciertas mejoras al menos en lo que a temporalidad se refiere. Recuérdese que en 2005 las consignas hablaban de más empleo estable y el año pasado de empleo estable en igualdad. Así pues, la conclusión es sencilla: calidad e igualdad son elementos deficitarios en el mercado laboral español durante los últimos años y la clase empresarial parece obcecada en no cambiar de estilo, contra el criterio de la sociedad en su conjunto que comparte sin ambages el análisis de CCOO y de UGT, las dos organizaciones sindicales más representativas.

    ¿Qué panorama encontramos en tal sentido si observamos la realidad laboral de la provincia leonesa? Para empezar, se ha de señalar que las constantes son las mismas que en el resto del país, aunque se añade la peculiaridad de una economía mucho más endeble, con ámbitos clásicos en crisis perpetua –agricultura o minería- y sustentada sobre todo en dos sectores que no son precisamente los más firmes del catálogo, la construcción y los servicios. Nada nuevo, pues, sobre una modificación del modelo productivo, nada hemos conocido en el último año que apunte hacia otro horizonte, si exceptuamos aislados aunque notables proyectos en materia energética y tecnológica, poco planificados sin embargo. En consecuencia, la base de nuestro empleo continúa siendo un año más poco sólida, escasamente cualificada y dudosamente de calidad. Seguimos echando de menos apuestas industriales de riesgo y entidad, e incluso cuando se sugieren posibilidades de desarrollo, como hemos hecho UGT, CCOO y Ecologistas en acción en lo que se refiere a la energía solar, la acogida es demasiada tibia. Otras veces, cuando de lo que se trata es de coordinar esfuerzos políticos en pro de iniciativas económicas para la provincia, empeño en el que hemos trabajado conjuntamente los dos sindicatos durante los últimos doce meses, la desconfianza, la poca responsabilidad y el escaso compromiso son las respuestas.

    Además, es evidente que no existe igualdad en el reparto del empleo. Las tasas de desempleo nos dicen que el paro registrado en el último mes computado, marzo, que afecta en la provincia a 24.102 trabajadores y trabajadoras, se distribuye de forma muy desigual, de tal modo que la tasa de desempleo masculina supone el 7’28% mientras que la femenina se eleva hasta el 17,25% según población activa. Cierto es que se ha creado empleo durante el último año, pero la brecha abierta no se ha reducido en ningún momento. Y conviene, además, llamar la atención sobre la evolución de la temporalidad: si durante los últimos meses del año 2006 y los dos primeros del presente el número de contratos indefinidos creció en consonancia con las expectativas y las bonificaciones abiertas con la reforma laboral, no produce otra cosa que alarma comprobar que en el pasado mes de marzo hemos vuelto a cifras impresentables, en concreto a un 13’16% del total de contratos efectuados, inferior incluso a la de marzo de 2006, cuando no había acuerdos ni bonificaciones ni prebendas. Y esto ocurre en León, no así en la Comunidad Autónoma ni en el resto del Estado; luego estamos ante otra especificidad de la empresa leonesa: pensar que los bajos costes salariales conducen a algún puerto diferente al de la ruina social.

    Señalaremos por último un aspecto más que también es elocuente de nuestra identidad y que refuerza el lema que hemos enunciado arriba. Sólo un 25% de los convenios de sector que se han firmado en la provincia últimamente contienen alguna cláusula relativa a modificar los obstáculos para la presencia equitativa de las mujeres en el mercado laboral. Nos referimos a prácticas que fomenten condiciones de igualdad a la hora de acceder al empleo, de romper con la temporalidad, de estar representadas en las distintas categorías profesionales, de ser remuneradas igual que los hombres por trabajos de igual valor, y que garanticen un ambiente de trabajo libre de acoso por razón de sexo y que evite discriminaciones por motivo de conciliación familiar y laboral. Todavía son menores los avances en los convenios de empresa.

    Para finalizar, no podemos dejar de lado que este 1º de mayo tiene un segundo objetivo expresado en sus proclamas: Por un orden mundial más justo y en paz. Los trabajadores y trabajadoras en todo el mundo estamos llamados a celebrar esta fecha con manifestaciones y todo tipo de movilizaciones para mejorar las condiciones de trabajo y de vida, renovando a la vez el compromiso con la defensa integral de los derechos humanos, la justicia social, la igualdad, la paz, la libertad y la democracia. Y, además, como ya hiciéramos el año pasado, CCOO y UGT reiteramos nuestro más absoluto rechazo a cualquier forma de terrorismo y reclamamos la unidad de los demócratas frente a quienes atacan el derecho a la vida, la paz y la libertad. Así será también en la ciudad de León.

Publicado en Diario de León, 1 mayo 2007

jueves, 22 de febrero de 2007

La isla de los museos

Obra de Juan Manuel Díaz Caneja
    Con el eco todavía fresco de la última edición de FITUR y sus polémicas locales sobre la conveniencia de mantener el actual Patronato Provincial de Turismo o sustituirlo por una sociedad mixta para el impulso turístico, merece la pena poner en común una reflexión en materia de turismo y cultura como ejes incuestionables para un desarrollo económico y social necesarios.
Fundación Casa-Museo Sierra Pambley
    Dos años después de la apertura del MUSAC, otras tres iniciativas museísticas de altura han venido a sumarse al catálogo de referencias imprescindibles en la ciudad de León: la Casa Museo de los Sierra-Pambley, que descubre a la vera de la catedral la vida doméstica de una familia ilustrada del siglo XIX; el Museo de León, que reanima con su despliegue histórico el controvertido edificio Pallarés; y el Centro Leonés de Arte, que acoge en el palacete de la calle Independencia una notable muestra de la obra del pintor Juan Manuel Díaz Caneja. Así pues, nunca dispuso esta ciudad de una oferta de tal entidad en esta materia, que ha venido a sumarse a los escasos espacios relevantes en que se ha resumido durante años nuestro repertorio de museos: catedral, San Isidoro y quizá el corral de Vela Zanetti.
Centro Leonés de Arte
    Con todo, este esplendor dista mucho de otros trazados urbanos de grandes ciudades, que han convertido sus núcleos museísticos en elemento tractor del turismo. Así Madrid, con el paseo del arte (Thyssen, Prado, Reina Sofía), así Berlín, con la isla de los museos (con el Pergamon, y el busto de Nefertiti a la cabeza), por citar dos ejemplos. Naturalmente, no se persigue entrar en competencia con semejante cartel, pero sí tomarlos como índice de referencia para el impulso y aprovechamiento ordenado del potencial de enclaves de este tipo. Eso significa políticas culturales y turísticas coherentes y coordinadas, sobre todo porque implica a varias administraciones e iniciativas privadas, que no pueden convertirse en competidoras las unas con las otras; así mismo, equilibrio y suficiencia presupuestaria, pues no se trata de permitir barra libre para unos y ajustes de cinturón para otros, circunstancia esta que actualmente está ocurriendo ya; y, por último, sentido global del fenómeno turístico-cultural, atendiendo al entorno inmediato en que sucede, no sea que vayamos a estrangular a la criatura con una programación inconexa o saturarla con nuevas ofertas museísticas ideadas a su sombra a tontas y a locas. Con estos ingredientes bien atendidos, ya importa menos, a nuestro juicio, si la fórmula para el guiso ha de ser la de patronato o la de sociedad mixta, polémica en la que no debiéramos gastar demasiada energía, pues lo enunciado anteriormente es lo prioritario en verdad.
    De todos modos, empieza por ser alentador el hecho de que por fin la ciudad de León tenga también su propia isla de museos, expresión afortunada no por ser remedo de la berlinesa sino por un significado peculiar que no puede pasar desapercibido. Si nos fijamos en la titularidad de los museos reseñados, veremos que la del MUSAC es la Junta de Castilla y León; la del Museo de León, el Ministerio de Cultura; la del Centro Leonés de Arte, la Diputación Provincial; y la de Sierra-Pambley, una fundación privada. En un panorama de disputa exacerbada entre administraciones, que suele abocar al fracaso de numerosas iniciativas en el terreno económico, no deja de ser una auténtica isla que en la materia que tratamos el resultado haya sido tan distinto. Al menos, ejemplar para esas otras competencias entre institutos de tecnología y parques tecnológicos, entre polígonos industriales y plataformas logísticas, entre primera piedra y piedra primera, que tantos titulares ocupan y tan limitado producto aportan. Será la pátina cultural o vaya usted a saber, pero lo cierto es que el desenlace ha sido feliz.
    Para acabar y si de felicidad se trata, nos permitiremos resaltar una cualidad de los nuevos continentes expositivos que no debiera quedar en el olvido: la propia intrahistoria de esos edificios recuperados. El espectador debiera conocer que algunos no fueron concebidos en origen con el actual destino, sino que han vivido una peripecia por cuya memoria se debería velar. La casa de los Sierra-Pambley ya cumple ese propósito, pues al cabo uno de sus objetivos, posiblemente el principal, sea mostrar la vida de la casa y de la familia que medio la habitó. Pero sería justo también que alguien cuidara del espíritu de la vieja ferretería, de los Almacenes Culturales Pallarés o del Salón de las Artes, como se conoció en tiempos al singular enclave de la Plaza de Santo Domingo. Fue una historia que seguramente no merezca los honores de las lápidas que hoy allí se depositan, pero que para una ciudad mojigata y burguesa como la nuestra constituyó todo un capítulo revolucionario. Como una isla entre el Bernesga y el Torío.

Publicado en El Pregonero Digital, febrero 2007