Blog de Ignacio Fernández

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jueves, 14 de julio de 2011

Las cifras

    Según la Constitución, los sindicatos son una institución fundamental en la construcción del Estado social y democrático de derecho. En ella se garantiza así mismo la participación de las organizaciones sindicales en organismos públicos. Este derecho se obtiene a través de los resultados que cada sindicato alcanza en las elecciones sindicales, celebradas cada cuatro años con una participación superior a otro tipo de convocatorias electorales. Los sindicatos llevan a cabo una labor de negociación colectiva para adecuar las leyes a la realidad de los distintos sectores y empresas. Anualmente se negocian y firman alrededor de 4.000 convenios colectivos, que regulan las condiciones de trabajo de más de 11 millones de personas (afiliadas a los sindicatos o no). Por este trabajo, el Estado destina una financiación de 15,7 millones de euros a repartir en función de la representatividad obtenida en las elecciones sindicales. Por su parte, la patronal CEOE, que no celebra elecciones que avalen su representatividad, recibe 9,6 millones; los partidos políticos, 84,41 millones; la Casa Real, que tampoco celebra elecciones, 8,89 millones; la Iglesia católica, menos democrática todavía, 252 millones. Los religiosos que trabajan en instituciones públicas como hospitales, cárceles y el ejército, reciben lo mismo que los sindicatos, 15 millones de euros; la Federación Española de fútbol, 4,8 millones; el cine español, 89,6 millones; y las empresas privadas de prensa escrita, radio y televisión, vía publicidad institucional de las diversas administraciones públicas, 360 millones de euros al año. Aunque lo más llamativo de todo son quizá los 564 millones destinados a subvencionar los toros, afición que, según una encuesta de la consultora Gallup, no interesa nada al 72,1% de la población española. Las cifras son elocuentes y contribuyen a centrar el debate gratuito que se extiende en múltiples ambientes. Sentenciar sin conocer es una temeridad.

Publicado en La Crónica de León, 15 julio 2011

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