Blog de Ignacio Fernández

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miércoles, 27 de junio de 2012

Los presupuestos


     Llegue o no llegue algún día el Plan Marshall europeo para estimular el crecimiento, se trate de un auténtico cambio de política frente a la crisis o de un simple truco contable, lo cierto es que existen mecanismos mucho más cercanos y tangibles que podrían colaborar a sacarnos del pozo o a aliviar al menos nuestra asfixia. Ahora que los presupuestos de la Junta de Castilla y León para este año están a punto de ver la luz por fin, podemos constatar que otra política económica al servicio del estado de bienestar y de la creación de empleo sería posible. Analizando la contracción de esos presupuestos, podemos estimar que la destrucción de empleo por la reducción de inversión pública ascenderá en la región a la cifra de 26.000 desempleados más; y de continuar esa misma línea para el año 2013, habrá que sumar otros 30.000 adicionales. Sin embargo, lo que también se puede constatar es que sobre las mismas bases presupuestarias podría perfectamente esquivarse ese número fatal para el próximo año y en su lugar crear 22.000 empleos sólo a partir del refuerzo de los servicios públicos y de la recuperación de la inversión. Para ello, claro, sería imprescindible apurar las competencias impositivas de la Junta, procediendo a una reforma fiscal focalizada en las rentas más altas, lo que sumado a una austeridad indiscutible todavía en la vía de los gastos y a una ampliación de plazos para cumplir con el objetivo del déficit permitiría unos ingresos a mayores de 1.200 millones de euros. Naturalmente, se trata de una decisión política, pero en manos del Gobierno regional está la elección de incrementar el empleo o recuperarlo, basta saber de qué lado se sitúa, si del lado de los privilegiados o del lado de los miserables. Así que, para más detalles de cuanto aquí se dice y no se dice por razones de espacio, remitimos a la siguiente dirección electrónica: http://www.castillayleon.ccoo.es/webcastillayleon/menu.do?Informacion:Estudios

Publicado en La Crónica de León, 29 junio 2012

viernes, 22 de junio de 2012

Manifestación 20 junio 2012

Discurso final de la manifestación convocada bajo el lema "No te calles. Defiende tus derechos" el 20 de junio de 2012. En la Plaza de San Marcelo de la ciudad de León: http://youtu.be/vsTg_i8R_Ps

martes, 19 de junio de 2012

Las prédicas y el trigo


     Evolucionamos, pero no tanto. Por eso los dichos, que no sabemos muy bien a qué época se remontan, no pierden actualidad por más que nuestras sociedades sean otras. Ya nadie paga diezmos, evidentemente. En realidad, casi nadie paga nada al común, si exceptuamos a los asalariados con nómina y algún que otro altruista. Según el New York Times, el fraude fiscal es muy común entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca. La propia Agencia Tributaria española señala que el 74% del fraude fiscal se centra en estos grupos, con un total de 44.000 millones de euros que el Estado español no ingresa.  Sin embargo, la gran mayoría de sus investigaciones por fraude se centra en los autónomos y profesionales liberales, cuyo fraude fiscal parece que representa sólo el 8% del total.

     En suma, que no hay mucho trigo, pero sí mucha predicación. Tanta que las monsergas sobre recuperación de la credibilidad, resucitación del crédito y crecimiento del empleo se repiten sin rubor en cualquier circunstancia, a pesar de que el producto de esos sermones se acerque más y más al cero absoluto. Sin ir más lejos, esta provincia es un buen ejemplo de ello: hace tiempo que su población activa no da para sostener a la inactiva (pensionistas, desempleados y otros); hace tiempo que las empresas de referencia, con honrosas excepciones, se agrietan, se arruinan o se liquidan; hace tiempo que los sectores productivos más destacados, incluso sus previsibles sustitutos en un nuevo modelo, están siendo exterminados. Pero el mensaje político de las homilías dominicales no cambia: se hace lo que se hace porque no hay otra opción y punto, lo cual nos devolverá la credibilidad, el crédito y el empleo. Naturalmente, nadie cree ya esas prédicas y, como en el dicho de referencia, las gentes reclaman otros alimentos distintos de la palabra de Dios, que es lo más parecido a los actos de fe que los gobiernos nos exigen.

     Por ese motivo, porque pretende ser cosecha para pan, es bueno resaltar informaciones que no suelen merecer suficiente atención y que, sin embargo, nos alimentarían más que la mayoría de los titulares y desde luego mucho más que la mayor parte de los sermones. Y es que la Organización Internacional del Trabajo presentó el pasado 31 de mayo un informe titulado Hacia el desarrollo sostenible: Oportunidades de trabajo decente e inclusión social en una economía verde, donde se nos cuenta que la transición hacia una economía verde podría generar entre 15 y 60 millones de empleos adicionales en el mundo durante las próximas dos décadas y ayudar a decenas de millones de trabajadores a salir de la pobreza. Enfrascados como andamos (o nos hacen andar) en las cuitas económicas duras, apenas se ha llamado la atención sobre tal informe que para esta provincia doliente apunta algunas posibilidades de interés. Porque se señala en él que los cambios se percibirán en toda la economía, pero la OIT estima que incidirán especialmente en ocho sectores, algunos de ellos al alcance de nuestra geografía: agricultura, silvicultura, pesca, energía, industria manufacturera, reciclaje, construcción y transporte. Además, esto es doblemente interesante porque, según otro estudio de la Comisión Europea de este mismo año, la creación de empleo en los sectores vinculados al medio ambiente ha mantenido una tendencia positiva durante la recesión en comparación con otros sectores: de los 2,4 millones de empleos en 2000 se pasó a 3 millones en 2008 y se espera que lleguen a los 3,4 millones en 2012.

     Es cierto que para ese horizonte se hacen necesarios estímulos más que palabras (por ejemplo, esos 44.000 millones que nos hurtan año tras año), pero también lo es que las palabras se convierten a veces en auténticas tapaderas para los estímulos. Es lo que ocurre cuando, a fuerza de repetir unas ideas y ocultar otras, como las indicadas en el informe de la OIT, predicadores y oyentes acaban limitando la realidad en torno a unos núcleos de interés que parecen únicos a pesar de no serlo. Contra lo que pueda parecernos, el principal problema de España no es ni su deuda ni su déficit ni su prima, sobre lo que no deja de hablarse y de adoptar medidas regresivas que no conducen a ninguna parte. El problema más severo del país son en verdad sus cifras de paro y la tragedia que sobre ellas se erige. Porque, llegado el momento, podrá quizá sujetarse el déficit o amortiguarse la deuda; sucederá incluso que la economía se estabilice y que vuelva a crecer modestamente; y podrá ocurrir que hasta seamos capaces de levantar un dique para frenar la marea del desempleo. Pero a pesar de todos esos supuestos, que no otra cosa son hoy por hoy, las más de seis millones de personas desempleadas a finales de este año seguirían sin tener futuro laboral y el conflicto social no cesaría.

     Es urgente, pues, empezar a hablar del trigo mucho más de lo que se habla. No podemos dejarnos enredar en la madeja verbal de los palabreros que han hecho de todos nosotros unos cándidos expertos en economía. Hay que resituar cuanto antes los parlamentos en el eje de lo verdaderamente necesario. Y es imprescindible atender a asuntos de mayor relevancia para el común de la ciudadanía que los índices bursátiles y otros trucos de la posteconomía.


Publicado en Diario de León, 23 junio 2012

jueves, 14 de junio de 2012

El verde


     A pesar de haber sido el color de los brotes que nacieron sólo en el imaginario de una ministra, y quizá por ello quedó un tanto desprestigiado, el verde gana posición en el horizonte económico y se revela como una de las bases de eso que llaman nuevo modelo productivo. Es algo a tener muy en cuenta en esta provincia, donde el color de la realidad ha ido mudando del castaño al oscuro y de ahí al negro cuando el carbón, al final, se ha apoderado de casi todos los titulares y discursos. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo, hecho público el pasado 31 de mayo y que ha pasado casi desapercibido, confirma que la transición hacia una economía verde podría generar entre 15 y 60 millones de empleos adicionales en el mundo durante las próximas dos décadas y ayudar a decenas de millones de trabajadores a salir de la pobreza. Se trata de una transformación que, de hecho, ya ha creado varios millones de empleos. Sin ir más lejos, el sector de la energía renovable emplea en la actualidad a cerca de 5 millones de trabajadores, más del doble de los que había en el período 2006-2010. El estudio, titulado Hacia el desarrollo sostenible: oportunidades de trabajo decente e inclusión social en una economía verde, sostiene que los logros dependerán de la adopción de políticas de estímulo adecuadas y se percibirán en toda la economía, especialmente en ocho sectores: agricultura, silvicultura, pesca, energía, industria manufacturera, reciclaje, construcción y transporte. Así pues, al lado de la grandilocuencia con la que muchos expresan su teórico compromiso con la pervivencia del carbón, sería deseable semejante unanimidad de criterio y de fuerza en la apuesta por un futuro en otro color que pocos parecen tener presente. Señala también el informe que serían necesarios a la par más diálogo social, incentivos al desarrollo de la economía verde y medidas encaminadas a evitar la discriminación por género y el acceso de los jóvenes a estos empleos. Todo lo contrario de lo que se está haciendo.

Publicado en La Crónica de León, 15 junio 2012