Blog de Ignacio Fernández

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lunes, 1 de octubre de 2012

Salirse de madre


     Salirse de madre no es ninguna parida, ni mucho menos. Más bien todo lo contrario, tal y como advertimos cada vez que se repite en el litoral mediterráneo ese desastre de la gota fría, que acaba arrojando un saldo de destrozos e incluso de víctimas como si se tratara de un castigo natural. Porque la madre es el cauce del río o del arroyo, y en esa acepción es donde se sitúa el origen de la frase hecha, en las crecidas de los ríos que se desbordan por el exceso de precipitación. Por cierto, probablemente también de esa misma raíz derive el localismo leonés madrices, con el que se nombraba en algunas zonas de la provincia a aquellos regueros que  se hacían para evacuar el agua desde una finca inundada con el fin de verterla hacia los arroyos.

Así pues, ese desbordamiento es lo mismo que ocurre, ahora ya en sentido figurado, cuando se exceden los límites de lo aceptable. Por ejemplo, en sentido amplio, lo que nos viene sucediendo a lo largo de los últimos cuatro o cinco años de temporales, con todo su catálogo de destrozos y de víctimas, las más notables los casi seis millones de personas desempleadas, una riada sin pinta de contenerse. Porque, en sentido mucho más limitado e inmediato, de madre se salen también, por inaceptables, los Presupuestos del Estado para 2013 y confirman que los meteoros van a continuar azotándonos sin duda alguna. No hay en ellos casi ninguna medida que pudiera servir de dique para frenar las avenidas ni estímulos que vinieran a contrarrestar el efecto devastador de las borrascas. Por el contrario, da la impresión de que sean unos presupuestos adecuados a un país que anduviese sobrado de empleo, de salud o de educación, por citar algunas partidas concretas. Sólo de este modo podría entenderse que las prestaciones por desempleo caigan un 6,3%, que las dotaciones del Ministerio de Sanidad se reduzcan un 22,6% y que las del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes lo hagan en un 17,2%, donde destaca que el dinero destinado a becas merma en 45 millones de euros. Es decir: cuanto menores sean los gastos en infraestructuras protectoras, mayores serán las consecuencias devastadoras.

¿Se equivocan entonces los meteorólogos que nos gobiernan? Evidentemente, no. Sus políticas responden a otros intereses, digamos que poco comunes, y saben muy bien que del río revuelto se extraen ganancias. Las gotas frías, como otros fenómenos meteorológicos, son hoy perfectamente previsibles y prevenibles en lo que hace a algunas de sus secuelas más negativas. Sin ir más lejos, evitando la urbanización de los cauces y de las ramblas, por donde, aunque sólo sea una vez al año, el agua recupera su costumbre de discurrir por ellos de forma torrencial. El Levante español es la muestra de una mala práctica a estos efectos, pero también lo es de cómo sus meteorólogos regionales atienden a otros provechos menos generales. Pues bien, lo mismo sucede en materia económica. Salvando las distancias, que son amplias, un día después de que nuestro Gobierno presentará en el Congreso sus Presupuestos, el ministro de Asuntos Exteriores y Comercio Exterior de Islandia, Össur Skarpheoinsson, ha sostenido en su comparecencia ante la Asamblea General de Naciones Unidas que "la austeridad, por sí sola, no funciona" para salir de la crisis. Islandia también decretó fuertes recortes, aunque al mismo tiempo incrementó los impuestos a los más ricos. "Usamos el beneficio para estimular el crecimiento y garantizar que el estado del bienestar quedara intacto", ha ensalzado. "Hoy tenemos una de las tasas de desempleo más bajas en Europa y un sólido crecimiento económico”. Todo esto, recuérdese, en un país donde la crisis financiera se salió de madre en 2008 tras quebrar sus tres principales bancos, a lo que siguió un inusitado aumento de la tasa de paro y una caída estrepitosa del crecimiento, con cifras que bien pudieran asimilarse a las nuestras.

Pero volvamos a nuestras madrices para una última ojeada sobre los tales Presupuestos. Relevante es para esta provincia anegada hasta la asfixia por los males de las aguas revueltas que a la CIUDÉN se le otorguen 41 millones de euros o casi 13 al INTECO. Frente a lo que en su momento quisieron los descreídos ante uno y otro proyecto, su consolidación asegura un cierto porvenir para eso que llaman nuevo modelo productivo, que en realidad ya habitaba entre nosotros. Pero difícilmente sólo con esto o con el escaparate del AVE aliviaremos el saldo adverso de una provincia que, en el último mes, abonó en concepto de pensiones o análogos 40 millones de euros más de los que llegó a recaudar con toda su menguada actividad productiva. Para que las aguas vuelvan de verdad a su cauce, aquí y en el resto del país, sobra retórica suicida y falta inversión. En ese aspecto, el paraguas presupuestario no nos va a librar de los aguaceros; más bien nos confirma que tardará mucho en escampar y que el paisaje final puede ser desolador. A menos que la riada se lleve consigo también a los meteorólogos.


Publicado en Diario de León, 5 octubre 2012

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