Blog de Ignacio Fernández

Blog de Ignacio Fernández

domingo, 7 de abril de 2013

Sweet hitch-hiker


     Para despertar al mundo del rock & roll todas las fórmulas eran válidas. Incluso la más literal. En aquellos primeros años de la década de los setenta así abríamos los ojos diariamente en algunos internados, en particular en las universidades laborales del antiguo régimen. Sin importar la hora temprana ni la estación del año, la megafonía se ponía en marcha con más o menos volumen y la mañana se abría indefectiblemente con música. Cierto es también que no todos los despertares contaban con la misma intensidad o con el mismo buen gusto, pero sí había una constante estilística que acaba repitiéndose. Sin duda, visto desde estos años, es una de nuestras deudas con aquellos encierros académicos, sobre los que tanto se podría hablar. Y una de aquellas melodías inolvidables, que luego perseguíamos en las máquinas de discos de los bares y hoy de un modo mucho más nostálgico, fue Sweet hitch-hiker de Creedence Clearwater Revival.

     Hubo más canciones de CCR en aquellos amaneceres, por supuesto. Hubo y las hay, porque en eso consiste precisamente el sello de los clásicos, en su permanencia, lo contrario de la condición efímera de lo comercial. Sin embargo, en la Dulce auto-estopista se concentraba buena parte de nuestro existir de entonces y tal vez, por encima de otras florituras, ése fuera su mérito: la chica, la carretera, la moto, la banda, el bar, California…, en fin, todos esos tópicos sin los que tampoco nos entenderíamos a nosotros mismos. ¿Acaso seríamos como somos sin, por ejemplo, las lecturas de Jack Kerouac o las imágenes de «Easy Rider»? O si nos detuviésemos en otros instantes de la vida, como hizo Manuel Vázquez Montalbán en Los mares del Sur: “¿Cómo amaríamos si no hubiéramos aprendido en los libros cómo se ama? ¿Cómo sufriríamos? Sin duda sufriríamos menos”.

     El caso es que todos queríamos ser y cantar como John Fogerty e incluso tener un hermano mayor que se llamase Tom. Nos entusiasmaba aquel nombre del grupo que alumbraba todo tipo de sugerencias. Y, sobre todo, constituían un aprendizaje inevitable para la guitarra las notas de Proud Mary: “rodando, rodando en el río”. Hasta la discográfica que los abrigaba tenía un alma vaporosa: Fantasy Records. Al final, como le ocurre a cualquiera, el grupo se perdió en medio de disputas de liderazgo, competencias de egos y, fundamentalmente, asuntos de derechos y otros beneficios. Baste indicar, para hacernos una idea, que sólo el año pasado, con la publicación del disco «The long road home», que reúne los clásicos de Creedence grabados por John Fogerty, se firmó una especie de armisticio final entre él y la discográfica californiana, después de 40 años de pleitos.

     Porque Sweet hitch-hiker se publicó como sencillo en 1971 y, posteriormente, dentro del último álbum de CCR «Mardi Gras» en 1972. El grupo se había agrietado ya y en cierto modo esta canción fue algo así como el remate glorioso de su carrera. De ellos dijo el crítico Dave March: “fueron probablemente la mejor banda estadounidense a nivel de singles”. http://www.youtube.com/watch?v=qW18CzVzts4

Publicado en gnetikarockradi.com, 7 abril 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario