Blog de Ignacio Fernández

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jueves, 28 de noviembre de 2013

Entre tinieblas y luces


Casi nada escapa del tono general de hojas muertas en que andamos metidos, y no me estoy refiriendo sólo al otoño. Naturalmente, tampoco los medios de comunicación, que en fechas recientes han asaltado titulares a causa del cierre de la Radiotelevisión Valenciana, de los disparos en las sedes parisinas del diario Libération y del canal de noticias BFM TV, y del tributo que los premiados en la edición anual de las Antenas de Oro han rendido a sus compañeros de profesión que están atravesando malos momentos. Ya digo: es el paisaje cotidiano.

Sabemos, por otro lado, que esta enfermedad no es sólo económica, como no lo son tampoco muchas otras de nuestras afecciones. El conflicto entre el papel y lo digital, los nuevos formatos de la publicidad o la concentración en los grandes grupos editoriales son asuntos que también provocan zozobras para cuya solución queda aún bastante andadura. También la profesión periodística sufre sus trastornos propios que la hacen vulnerable, desde la frivolidad con que en muchos casos se aborda la realidad hasta la falta de independencia y de pluralidad democrática real.

En ese contexto, el alumbramiento de un nuevo diario en la ciudad de León, en cualquier ciudad realmente, es un acontecimiento feliz, tanto por inesperado como por deseado. Si ha sido motivo de celebración en tiempos de esplendor y de abundancia, qué no podemos sentir ahora cuando las estrecheces y otras políticas nos han conducido a la miseria informativa. En el caso que hoy festejamos, la aparición de La Nueva Crónica, nos interesa resaltar de forma particular el ligero alivio que supone en materia laboral para este sector en nuestra provincia. También la relevancia de romper el monopolio en que había caído la prensa leonesa después de las últimas bajas. Y, por último, la más que probable recuperación de una tradición formativa que su precedente, la ya vieja Crónica de León, supo impulsar como pocos medios en el conjunto nacional.

Así pues, en unos tiempos en que nuestra realidad doliente es descrita de modo cansino a través de la metáfora del túnel y de la luz –más túnel o más luz según como nos vaya el viaje–, lo que resulta evidente es que necesitamos orientación, análisis y criterio para construir juntos una salida decente de nuestras crisis. La contribución que a ello deben y pueden hacer los medios de comunicación es trascendental, acentuando más según casos la tiniebla o la claridad. Sea como fuere, la salida a la calle de La Nueva Crónica es ya toda una señal luminosa.

Publicado en La Nueva Crónica, 28 noviembre 2013

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