Blog de Ignacio Fernández

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sábado, 9 de noviembre de 2013

Heart of glass


     Pasaron años y se alumbró una nueva generación. Incluso este país parecía tener algo más de claridad y la música generaba otro tipo de destellos. Tanto tiempo había transcurrido que llegó la hora de que uno enseñase, literalmente, a los que venían detrás. Un par de jovenzuelos en el final de su adolescencia necesitaban algunas clases de Lengua y de Francés. Llegué a su casa una tarde de otoño, nos presentamos y charlamos un rato para abrir camino. Sobre su mesa había libros, cuadernos y, ¡oh, cielos!, un LP de Police. Tal cual: un LP vivito y coleando como parte del ajuar doméstico de aquellos mozalbetes. Y, ¡faltaría más!, en el mismo cuarto, brillante y hermosa, toda una cadena de música, con su amplificador, con su pletina, con su plato maravilloso, sus botones y sus lucecitas. En suma, estaba asistiendo de golpe y porrazo al adiós definitivo de los arcaicos jukebox. Si unos muchachos casi imberbes disponían ya de todos aquellos artilugios y sus propinas les daban para comprarse su propia música, entonces era que la historia había entrado en otra fase.

     Aquel disco virginal era «Regatta de Blanc», venido al mundo en octubre de 1979, y, lógicamente, en su honor deberíamos recoger en este índice cualquiera de las canciones que de él se extrajeron: Message in a bottle, Walking on the moon, etc. Sin embargo -¡sorpresas de la vida!-, años después leímos que otra canción de Police, mucho más tardía, Every breath you take, es la canción favorita nada menos que de Mariano Rajoy y ahí se nos hundió casi para siempre la devoción por los chicos de la policía. Así que, visto lo visto, nuestro epitafio sonoro para la larga vida de los jukebox queda concedido a otra banda contemporánea, Blondie, y a una canción reveladora de por dónde andaban los tiros en aquel entonces: Heart of glass.

     “Una vez tuve un amor y duró muy poco. / Pronto descubrí que tenía un corazón de cristal. / Parecía que iba a ser algo verdadero, / pero sólo descubrí mucha desconfianza / y el amor desapareció”. Así de sublime era la letra que entonaba la chispeante Deborah Harry; ni más ni menos sublime que las que aullaban en sus melopeas los señores Sting, Summers y Copeland. Porque la nueva hornada de grupos y de melodías tuvieron en común ese denominador de la simplicidad reconquistada, del mismo modo que se simplificó su audición y se generalizó su consumo. Si a ello le añadimos la irrupción casi simultánea del videoclip, comprenderemos sin necesidad de más explicaciones que, en efecto, otra forma de acercarse a la música se había inaugurado y que los usos extendidos a lo largo de la década de los años setenta, así en formas como en contenidos, pasaban a mejor vida.

     Pues bien, el single Heart of glass se extrajo del tercer álbum de Blondie, «Parallel lines», con el que llegaron a lo más alto de su carrera a base de mezclar la sencillez de los 60, las raíces punk y la comercialidad glam, es decir, new wave por excelencia. Tanto, tanto que hasta la revista Billboard definió aquel disco –paradoja de paradojas- como “rock ingenioso y pegadizo”. http://www.youtube.com/watch?v=Jxpe1oSp_sg

Publicado en genetikarockradio.com, 9 noviembre 2013

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