Blog de Ignacio Fernández

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jueves, 21 de noviembre de 2013

Mueve tus caderas


     Si un grupo estuvo presente siempre (y está) en la banda sonora del barrio, ése fue Burning. Tal fue su imperio que, paradójicamente, sus canciones acabaron convertidas en una melodía triste porque hoy, como indica el escritor Benjamín Prado, son el eco de algo que hemos perdido. No sólo es que el tiempo y otros avatares nos hayan arrebatado las voces y los acordes de Toño Martín y de Pepe Risi; es que nosotros mismos nos hemos diluido y casi ni nos reconocemos, mientras al fondo sigue sonando, imperecedero y siempre renovado, un repertorio que relata los mejores momentos de nuestras vidas. Y sí, también los más oscuros.

     Y es que en cierto modo los Burning son el compendio de todos aquellos grupos que nos sonaron en el jukebox y en las casetes, que era el sistema más sofisticado al que habíamos podido aspirar, hasta conformar un hilo musical sencillamente irrepetible: Bloque, Cucharada, Morís, Asfalto, Ñu… Uno tras otro se sucedían a lo largo de las tardes, de partida de futbolín en partida de futbolín, a través de auténticos campeonatos de habilidad y de orejas. Aquellos muñecos del balompié, guiados por la habilidad de nuestras muñecas, parecían moverse al ritmo de cualquiera de sus canciones. Entre ellas, inevitablemente y no se necesitan más explicaciones, la más gloriosa iba a ser Mueve tus caderas.

     Luego, concluidos los torneos, la lujuria de su texto se trasladaba al resto de la jornada como un himno de combate. No importaba que la agenda propusiese juerga, trabajo o estudio, lo que tienen las buenas canciones es que se proyectan hacia cualquier circunstancia y en todas encajan. Así ocurrió durante años, mucho más allá de las salas de juego y de los mecanismos arcaicos para el consumo musical, hasta darse de bruces con su propio envés, que no fue otro que el mismo de nuestras vidas. Fue precisamente otro cantable de Burning, tan sublime como aquel primero, el que vino a retratar nuestra madurez hasta cerrar el ciclo: Una noche sin ti. Ya no estábamos ante la melodía de la diversión comunitaria y pinturera, sino ante la copa en la barra de algún garito entregados al vicio del recuerdo de lo que fue y de lo que no fue. Nada mejor entonces que embeberse en el disco doble grabado en directo en 1990, y repasar una a una todas las estaciones del viaje, siempre amenizadas por ellos, nadie mejor que ellos, por mucho que nos pese a nosotros y a Benjamín Prado.

     Hoy aquellas máquinas de discos son simples elementos decorativos y objetos de coleccionismo. Por fortuna, no ha ocurrido así con los sonidos que expulsaban, que siguen presentes y vivos en general según hemos venido demostrando a lo largo de esta serie. Los años setenta, aquellos que fueron los de su esplendor por estos pagos, tienden también a agotarse. Apuraremos próximamente un último capítulo antes de echar el telón.

     Mueve tus caderas apareció dentro del LP «El fin de la década» en 1979, el mismo donde se recogía la canción por antonomasia del grupo: ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? Sin desmerecer al resto de su producción, bien podemos decir que nos encontramos ante las catedrales del rock en español. http://www.youtube.com/watch?v=P3y8NSR-FkY

Publicado en genetikarockradio.com, 22 noviembre 2013

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