El
clima menguante que todo lo invade en la política nacional lleva ahora a que el
Gobierno se fije el objetivo de redactar una Ley de Mínimos. Naturalmente,
cualquier persona bien informada sabe que esa denominación es un artilugio
lingüístico y que en realidad se refiere a una Ley de Huelga. Pero no importa,
quedémonos en el nominalismo y abundemos en esa senda, que también explica
mucho de cuanto ocurre.
Acosado
por su propia fe austera, lo que el Gobierno ignora o no quiere comprender es
que tan urgente como una Ley de Mínimos sería una Ley de Máximos, que es
aquello por lo que clama la gente en la calle y lo que desean incluso los
silenciosos. Me refiero a máximos en el empleo, en la justicia, en la igualdad,
en la democracia y así sucesivamente. Si un gobierno no tiene en su horizonte
una aspiración máxima para el máximo de la ciudadanía, se convierte en un
gobierno minimalista y la realidad a la que hace frente será una realidad
parcial, demediada, arbitraria e imperfecta. Porque la obligación primera de un
gobierno, si en verdad gobierna para todo un país tal y como suelen presumir,
es conocer que toda acción política tiene su haz y su envés, y que de nada
sirve proceder sobre lo uno sin atender a lo otro. Así pues, promulgar una Ley
de Mínimos sin complementarla con otra de Máximos no resolverá nada, sólo vendrá a complica todavía más el conjunto con un nuevo desequilibrio.
Es
lo que ya hemos comprobado con otros fracasos previos de este Gobierno de lo
exiguo. Una reforma laboral, no importa su contenido, servirá de muy poco sin
una reforma empresarial paralela. El impulso del emprendimiento no llevará a
ninguna parte si no se promueve el trabajo asalariado simultáneamente. La
calidad de la educación quedará en agua de borrajas si no le acompaña la
cantidad, es decir, la financiación al menos. Y numerosos otros ejemplos del
mismo tipo que permitirán al lector comprender por qué sucede lo que sucede y
cómo no hay nada más pernicioso que un gobierno sólo de la rigidez.
Publicado en La Nueva Crónica, 3 diciembre 2013
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