Blog de Ignacio Fernández

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martes, 26 de agosto de 2014

Salarios y precios


     Hubo un tiempo, no hace tanto, en que la relación entre precios y salarios era más que evidente, hasta el punto de que los primeros servían de referencia para los segundos. En el desbarajuste actual parece que ya no es así, al menos en lo que se refiere a aquellas viejas (¿recuerdan?) cláusulas de revisión salarial o similar; y mucho menos todavía para la legión creciente de trabajadores y trabajadoras informales. Pero el caso es que el sistema siempre necesita de vínculos entre sus partes, aunque hayan de ajustarse, y en el caso que nos ocupa resultan más que necesarios.

     Hoy la situación de salarios y precios es, no casualmente y a la par, lamentable si hablamos en términos generales. Los primeros en constante devaluación; los segundos al borde de la deflación. Aparte de ser una consecuencia más de las fracasadas políticas anticrisis, se trata de un estado vegetativo muy desfavorable para cualquier recuperación. Más todavía si atendemos a la quiebra de otros factores que al parecer nos venían dando aliento: la detención del crecimiento en Europa, la caída de las exportaciones, etc. Sorprende por eso escuchar al Secretario de Estado de Comercio valorando positivamente el déficit comercial del mes de junio porque, según él, la demanda externa va siendo sustituida por el consumo interno. ¿Qué consumo? ¿Con qué salarios? ¿A qué precios? Como sorprende escuchar al Presidente de Gobierno presumir de crecimiento frente a terceros que, evidentemente, han dejado de comprarnos. Incluso dejarán de visitarnos, que es la otra gran fuente de nuestro pobre alimento.

     Lo que importa y urge es recuperar equilibrios. Para ello sería bueno el impulso de los salarios corrientes, para que a su vez animen, sí, el consumo real y cierta normalidad en los precios. Para empezar, la mayor contribución debería hacerse desde el incremento del salario mínimo (y a ser posible decente) y la bajada del precio de los alimentos y la energía del hogar, reduciendo el IVA de los productos de primera necesidad.

Publicado en La Nueva Crónica, 26 agosto 2014

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