Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 28 de septiembre de 2014

Diamond / ¿Marley? / UB40


     La historia de algunas canciones y de sus correspondientes reencarnaciones no deja de ser pintoresca a veces. Sobre todo cuando las conocemos de oídas, es decir, mal, y no nos detenemos más allá del trazo grueso de su sonido. Un ritmo, un estilo, un cierto toque bien imitado hace que surjan fantasmas y que se propaguen leyendas urbanas con extraña facilidad. La red y sus colecciones de vídeo tampoco ayudan.

     La audiencia en general, tomada a lo bruto y con no mucha ilustración, vino a conocer Red red wine gracias al grupo inglés UB40, especializado en reggae y dub bastante comerciales. Con ella saltaron a la fama en 1983, desconociendo, según cuentan, la verdadera paternidad de la pieza. Es verdad que su formato rítmico era debido a su peregrinaje entre artistas de origen jamaicano, que la habían grabado en diversos experimentos previos al nacimiento del grupo. Lo curioso es que al pasar por taquilla a causa de los derechos de autor fue cuando se produjo la revelación: un tal Neil Diamond la había escrito y grabado por vez primera quince años atrás.

     Ciertamente, los integrantes de UB40 eran unos pipiolos por entonces y quizá la década de los ochenta no fue la más popular de Diamond, aunque nada les redime de su ignorancia. Sobre todo porque el cantante estadounidense no era un don nadie, sino un tipo consagrado en los ambientes del soft rock. Y, como apunta el crítico Carlos del Riego [http://tamtampress.es/2014/09/16/neil-diamond-genial-y-a-veces-menospreciado-compositor/], aunque “en España siempre ha sido considerado como el típico cantante hortera, el solista afectado y melancólico que, vestido de modo disparatado, escribe canciones facilonas pensadas para las listas de éxitos y destinadas a la masa consumidora que se traga lo que le echen sin escoger (…) es absolutamente innegable el desbordante talento de este hombre para idear textos y melodías con atractivo, para concebir estribillos que irremisiblemente penetran y dejan huella”. A pesar de que esa huella pase desapercibida nominalmente para muchos.

     Ahora bien, lo que ya es un auténtico delito es la atribución a Bob Marley de un episodio relacionado con este vino tinto. Es lo que sucede con quienes tienen orejas en lugar de oídos y se las dan de listos. Nunca Marley grabó este tema, pero hubo quien decidió reescribir la historia a su manera y colgar en la red vídeos con la imagen fija del rastafari y la interpretación de UB40. Ahí permanecen sin que nadie se moleste en retirarlos, perpetuando la confusión y el ruido. No seremos nosotros quienes los reproduzcamos en este rincón.

     En fin, la canción es tan perfecta, a nuestro parecer, que merece mejor gloria que la de esta anécdota tan pueril como dañina. Así que, como dice su estribillo: “Rojo, vino rojo / se sube a mi cabeza, / hace que me olvide de que yo / todavía la necesito”.

Publicado en genetikarockradio.com, 28 septiembre 2014

martes, 23 de septiembre de 2014

Al vent


     En medio del aturdimiento soberanista, nos vienen a la memoria algunos cantables: Al vent, L’estaca, Que volen aquesta gent?... Son canciones de Raimon, de Lluis Llach, de María del Mar Bonet que muchos hemos entonado, tres vertientes de una misma lengua, tres expresiones de nuestro patrimonio cultural como habitantes de esta tierra de conejos. O al menos así lo sentía toda una generación que durante un tiempo compartió objetivos, es decir, compartió país a través de las demandas comunes de libertad, de amnistía y de democracia. Quizá ésa sea la gran diferencia con el hoy, la ausencia de horizontes colectivos. Aparte del envejecimiento político de nuestra sociedad, es tal el grado de fragmentación de nuestro ser que las fuerzas centrífugas se han apropiado del paisaje civil, tal vez para siempre.

     No se trata aquí de cuestionar las emociones de los unos ni el dontancredismo de los otros, sino de preguntarse sobre el porqué de esta distancia en términos corrientes o aventurar fórmulas, si posibles fueran, para recomponer ese ámbito descuartizado. Sin ir más lejos, las lenguas que nos son propias, como sus literaturas, cantadas o no, habrían de ser un sustrato de compañía más que de alejamiento. Siempre y cuando así lo estimasen las políticas llamadas a favorecerlo y no a entorpecerlo. Y ello con acciones sencillas. Bastaría, por ejemplo, con poner al alcance de todos los españoles y en abierto la emisión de los canales televisivos públicos en catalán, en vasco y en gallego. Con sólo esta medida podríamos conseguir tal vez eliminar prejuicios que sirven únicamente a la taquilla de comedias comerciales, pero no a un mejor conocimiento de los de aquí y de los de allí.

     Esta simpleza y cuanto pudiera ocurrírsenos es posible siempre y cuando el nacionalismo español, que es tan peligroso como cualquier otro, no venga a ensalzar fronteras con idéntico énfasis al de quienes ahora parecen vanguardia de la ruptura. Aunque no son tales. Por eso merece la pena volver sobre el cancionero.

Publicado en La Nueva Crónica, 23 septiembre 2014

lunes, 15 de septiembre de 2014

Isaak / HIM / del Rey


     Hay canciones que superan con mucho a sus intérpretes, no importa que se trate del original o de versiones posteriores. Por lo general, deben su impacto al apoyo de otros soportes mayores que las inmovilizan en un decorado y así permanecen en nuestras memorias. Una película, por ejemplo. Ni siquiera puestas en escena por su voz primera nos llegan a provocar las mismas emociones.

     Es el caso de Wicked Game. La conocimos a través de la película «Corazón salvaje» de David Lynch en 1990. Sailor y Lula (o lo que es lo mismo y para siempre: Nicolas Cage y Laura Dern) conducen su automóvil en medio de la noche y de sus propias visiones de pesadilla mientras suena de fondo esa melodía entre sensual y melancólica. No hay voz todavía, sólo la de los dos personajes conversando mientras huyen hacia Nueva Orleans. La banda sonora sí incluyó en cambio el cantable completo y ahí apareció ante nosotros por vez primera el señor Chris Isaak en todo su esplendor, seguramente por gentileza del genial Angelo Badalamenti, habitual colaborador de Lynch en las sonoridades de su filmografía. Isaak la había grabado un año antes, pero aquel instrumental cinematográfico le sirvió para conquistar el universo. Y en él ha seguido, de hecho, incluso con mérito, aunque ya nada volviera a ser igual. Hasta quienes lo descubrimos de esa forma no somos capaces de seguirlo en sus interpretaciones, porque al cabo nunca hemos dejado de pensar que es Sailor quien canta con el rostro de Cage, mientras que el de Chris no deja de ser el de un usurpador.

     De manera que con estas credenciales cualquier versión posterior estaba casi condenada de antemano. O conseguía arrancarnos del hechizo o era una auténtica pérdida de tiempo. Y, francamente, lo segundo es lo que ha triunfado, aunque nuestro afán explorador del cancionero debe obviar estos sentimientos para proporcionar alternativas y que cada cual juzgue por sí mismo.

     El caso de HIM demuestra buenas intenciones pero poco más. Añade rasgueos metálicos y ambientes góticos, pero no deja de ser una muestra más del daño que ha causado ABBA  a los músicos nórdicos. Siempre parece más importante el envoltorio que el caramelo. Aún así, es una propuesta para acercarse a este cantable de un modo menos sensorial y más carnal. En cambio lo de Lana del Rey es el colmo de la pastelería, del almíbar y de la leche condensada. Aunque, claro, está tan de moda esta chica que no podemos dejar de traerla hasta este escenario nuestro para confirmar lo que decíamos al principio: que hay canciones muy por encima de todos sus intérpretes. Y que hay versiones que andan sobrando.

     Así que volvamos siempre sobre el «Corazón salvaje» o sobre el pobre Chris Isaak, que se merecen más honra de la que sus sucesores les han proporcionado. Y reconciliémonos con ese juego perverso que figura con justicia en los más dignos altares del cancionero.

Publicado en genetikarockradio.com, 15 septiembre 2014

martes, 9 de septiembre de 2014

Llega un tren


     Llega un tren. O eso dicen, cuentan, repiten, proclaman las altas, medias y bajas instancias. En ello insiste la Ministra, el Consejero, los alcaldes, parlamentarios, senadores, concejales, todo quisque, como en un coro perfectamente orquestado. Es la muletilla, el tuit, el estribillo más repetid y jaleado que se escucha cuando uno se pregunta sobre el presente y futuro del ferrocarril en la provincia leonesa. Llega un tren. O llegará, aseguran, en 2015. Y santas pascuas.

     Siempre está bien que lleguen trenes. Mucho mejor, desde luego, que lo contrario, que hayan dejado de hacerlo, tal y como sucedió en numerosas localidades de la provincia durante los últimos años. Pero lo que no está claro es que ese tren, la llegada de ese preciso tren, nos asegure el porvenir a todos. No ocurrirá así, por ejemplo, con los viajeros del Bierzo o de otras comarcas, sometidos a la anorexia ferroviaria. Tampoco con los de la montaña y su tren menor, siempre cargado de incertidumbres. Ni mucho menos con las plantillas menguadas, talleres e instalaciones en entredicho. Y, evidentemente, nada parece que vaya a solucionarnos en cuanto a su integración en la ciudad. O en cuanto a las integraciones, porque al cabo dos son las llagas que no dejan de supurar en el cuerpo urbano.

     Es casi pueril alegrarse por la llegada de ese tren sin más, aunque haya razones para ello. No deja de ser un escaparate vistoso que oculta un vacío de fondo. No, la alegría llegará cuando en los Presupuestos del Estado para el año próximo se recojan cifras que hablen del conjunto, de manera que, al lado del tren de colores, la realidad urbana y ferroviaria gane también otras tonalidades. Mientras tanto, las reivindicaciones que la ciudadanía expresó en la manifestación del 6 de abril siguen bien vivas y bueno será que se vean de nuevo en la calle. Sin ir más lejos, en la jornada que la Cumbre Social ha preparado para el próximo día 20 en Cistierna. Ojalá lo entienda así el coro y decida actuar también en esa fiesta.

Publicado en La Nueva Crónica, 9 septiembre 2014

sábado, 6 de septiembre de 2014

El AVE vuela bajo


     A propósito del presente y futuro del ferrocarril en la provincia de León, dos acontecimientos fueron muy relevantes en la primera mitad de este año: la notable manifestación del 6 de abril en la ciudad de León y la posterior cumbre de organizaciones del Principado de Asturias y de Castilla y León, con las leonesas como núcleo del encuentro. Dos formatos diferentes que colocaron a la provincia en el eje de la reivindicación y que confirmaron la cuádruple vertiente de la misma.

     Conviene recordar, simplificando, ese póquer de reclamaciones planteadas en pie de igualdad, pues nada o muy poco son aisladas las unas de las otras: llegada del AVE en condiciones, integración de los trazados asegurando la centralidad de las estaciones, atención al ferrocarril convencional y mantenimiento del empleo en el sector. Hay que decir que el eco de aquellas acciones y de ese catálogo fue inmediato: reuniones en el Ministerio de Fomento, pronunciamientos institucionales de todo tipo y debates en los tres parlamentos, los dos regionales y el del Estado. También, urgidos además por los calendarios electorales, las obras pendientes tuvieron un notable impulso, aunque no del todo satisfactorio y desde luego con un proceder bastante oscuro.

     Hablamos de insatisfacción y de oscuridad por dos motivos. Lo primero porque las administraciones se han refugiado en un único estribillo, el AVE llegará a León en 2015, obviando el resto de demandas. Lo segundo porque tanto los ayuntamientos implicados como otras instancias superiores han elegido la fórmula del hermetismo. Llegará sí, probablemente, un AVE menguado en un nuevo episodio de nueva provisionalidad, como sus precedentes más desdichados, y ése parece ser el mantra salvador. Nada se ha precisado, por otro lado, sobre la ejecución final del pasillo de vía estrecha, a pesar de unas obras aparentes. Nada se dice nunca sobre el transporte convencional, parte del cual es fundamental en las conexiones provinciales y regionales. Y nada se ha progresado, ni visos hay de ello, en lo que hace a los talleres y otras instalaciones ferroviarias, cuya pervivencia o desarrollo debieran asegurar las potencialidades de un ámbito laboral que siempre fue capital en la provincia. Por lo tanto, las reclamaciones del 6 de abril siguen más que vivas y requieren un nuevo reforzamiento. Básicamente, porque no podemos dejarnos engatusar sin más por el caramelo de la alta velocidad, que es sobre todo un escaparate vistoso para ocultar vacíos de fondo, y porque la opacidad no genera confianza ni alimenta expectativas sólidas.

     Por otra parte, el papel que viene jugando en todo este proceso el Ayuntamiento de León es confuso y desalentador. Hizo bien, a nuestro juicio, su Alcalde al sumarse a la manifestación que le debió dar abrigo y fortaleza en reclamaciones que resultaron ser muy compartidas. Pero desde entonces su andadura es totalmente errática, sometido al eslogan gubernativo de referencia y al parecer ignorando detalles de todo lo demás. Y, lo que es más grave desde el punto de vista del liderazgo político, apartándose del movimiento popular que le acogió y negándose a poner en común cuanto sabe o cuanto desconoce sobre la evolución del asunto. Posiblemente más cuanto desconoce. Más o menos lo mismo que otros alcaldes de municipios afectados por el ferrocarril y sus circunstancias, sometidos en público a la disciplina de partido mientras que en privado alientan las respuestas que otros han de encabezar. Típico modelo de lo leonés.

     Mal negocio se presenta, pues, de cara a las próximas elecciones municipales de mayo. Otros, antes, cometieron el error de parcelar los problemas y atender in extremis  a un solo aspecto de todos ellos, importante sin duda, el del paso a nivel del Crucero; y los votos no les premiaron precisamente. Átense los machos quienes ahora vengan a lucir sólo la llegada del dichoso AVE, con sus fastos incorporados, sin entender, atender ni explicar qué va a ser del conjunto; puede que se encuentren con un resultado parecido. Se puede entender que, por fortuna, la sociedad está politizada y toma decisiones en consecuencia; no hace falta que nadie venga a restar valor ni a insultar esa politización.

     Éste es el contexto en que se inscribe la nueva jornada de movilización propuesta por la Cumbre Social para el próximo día 20 de septiembre en Cistierna. Ni su formato ni otros elementos de la misma son comparables con acciones anteriores, a pesar de mantener el mismo espíritu. Se trata de reavivar el clamor y recordar los objetivos que la sociedad leonesa lleva largo tiempo reclamando. Será también una nueva jornada de encuentro entre personas y organizaciones inquietas, donde habrán de surgir renovadas ideas en las que seguir trabajando durante los próximos meses. Y volverá a ser un reto para los actores políticos provinciales en vísperas de su validación electoral, quienes tendrán en esta cita una ocasión muy oportuna para aclarar la altura de sus vuelos y hacia dónde les conducen. No es poca cosa.

Publicado en Diario de León, 8 septiembre 2014

martes, 2 de septiembre de 2014

Al sol


Cuando esta lista de canciones vea la luz habrán pasado ya casi dos meses desde que Rosendo se asomara a la Sierra de Gredos en ese festival que lleva por nombre Músicos en la Naturaleza. Tal vez hayas estado allí o tal vez no. Tal vez hayas podido disfrutar una vez más del directo del de Carabanchel, en esta ocasión como telonero nada menos que de John Fogerty, el de la Creedence. Tal vez incluso en el repertorio del que fuera líder de Leño se haya incluido algún cantable de su último disco, por ejemplo el titulado Cuando… [http://www.youtube.com/watch?v=m50XFzA80Co]. De ser así, le habrás escuchado repetir en su estribillo: “Estoy despierto. / El viento sopla a favor. / Y ha vuelto a salir de nuevo el sol. / Ha salido el sol”.

Bien, el caso es que también se nos ha ido agosto y que, aunque el refrán advirtiera de que se nos venía el frío al rostro, el sol habrá azotado durante todo el mes con el brío que se le supone. Allá por Gredos también te dejó su huella, seguramente, a pesar de que sabes que no te sienta nada bien y que deberías haber echado mano del sombrero. Acabaste con la piel enrojecida y al cabo de unos días pelándote hasta las orejas. Es lo que hay. Los efectos de los rayos solares, desde el infrarrojo hasta el ultravioleta, así como provocan efectos perversos por una sobre-exposición, no han dejado de llamar nuestra atención desde el principio de los tiempos. De hecho, dioses solares andan desperdigados por todas las culturas: desde el egipcio Ra al griego Helios, pasando por el inca Inti, hay toda una extensa representación mitológica que muestra que el sol ha sido siempre un objeto de adoración a lo largo de la historia y de las civilizaciones.

Naturalmente, no podía escapar de ese hechizo el cancionero, que tiene en los astros en general incontables referencias.  Aunque existen antecedentes en otros capítulos de la musicología –O sole mio [http://www.youtube.com/watch?v=d_mLFHLSULw] salta en la memoria de un modo casi automático-, pongamos que el punto inicial de nuestro recorrido es una ópera moderna de espíritu y época hippie, titulada Hair, sobre Vietnam, amores, paces, libertades sexuales y otras drogas; en ella hay una canción clave y hermosa, Let the sunshine in [http://www.youtube.com/watch?v=fhNrqc6yvTU]: “Deja que el sol entre, / que el sol entre”, cantan mientras despega el avión que lleva a las tropas hacia las selvas asiáticas, posiblemente para no regresar nunca de una guerra inútil como todas las guerras.

Por aquellos mismos años sesenta y primeros setenta otros grupos insignes miraban también hacia lo alto y colocaban al sol en sus partituras. Lo hicieron los Beatles, claro, con Here comes the sun [http://www.youtube.com/watch?v=1_uCIR78dg4]; lo hicieron los Cream con Sunshine in your love [http://www.youtube.com/watch?v=HbqQL0J_Vr0]; y en fin, los Doors con Waiting for the sun [http://www.youtube.com/watch?v=A0kypyGSKsE]. Toda una pléyade de genios viendo salir el sol después de “un largo y frío invierno”, aguardándolo “de pie en la orilla de la libertad” o, sencillamente, reconociendo en él “el brillo de tu amor”.

Pero aquella oleada ingenua y naturalista pasó de la misma forma que rota la Tierra en torno al Sol y, aunque pareciera que todo empieza de nuevo con el siguiente amanecer, lo cierto es que nada vuelve a ser igual. En efecto, poco tienen que ver con aquéllas las canciones que en los años siguientes dieron a luz, por ejemplo, Bob Marley con Sun is shining [http://www.youtube.com/watch?v=uHZXvtfFzdE] y mucho menos Rammstein con Sonne [http://www.youtube.com/watch?v=kIBeYoP9Wi0]. En estos casos “todos esperan a la luz” en un mundo entre tinieblas para “levantar nuestras cabezas y orar”. Sí, es cierto, Marley, no obstante, le añade dulzura: “El sol está brillando, el tiempo es hermoso, / hace que quieras mover tus pies bailando”. Aunque para canción solar babosa ninguna como Walking on sunshine [http://www.youtube.com/watch?v=iPUmE-tne5U&feature=kp] de Katrina & The Waves: “Te digo, nene, que quiero que vuelvas, / y quiero que te quedes. / Oh yeah… ahora estoy caminando al sol”.

Vale, pongámonos serios que el tema lo merece. Alrededor del sol, lo mismo que hicieron mitologías y culturas, se ha elevado también una fiebre épico/lírica nada desdeñable. Sin ir más lejos, quien más, quien menos recuerda de sus años escolares aquel canto Al sol de Espronceda [http://es.wikisource.org/wiki/Al_sol_(Espronceda)], si bien no son esos los derroteros por los que se pasea hoy Moderato Cantábile. No, adonde vamos es a Barbara y a Madredeus. “No me importa intentarlo / y no me importa creérmelo, / pero estoy cansada / y el sol está negro. / Perdón por decíroslo, / pero es que esta noche vuelvo / con el corazón magullado / y es la desesperación”, cantaba la primera, tal como era ella misma sin necesidad de ninguna ficción añadida, en Le soleil noir [http://www.youtube.com/watch?v=H4q83aUDfGI]. Por su lado, Teresa Salgueiro, la voz más que espléndida de los portugueses Madredeus, entona en As cores do sol [http://www.youtube.com/watch?v=crnw9IOc3oc&feature=kp]: “Son los colores del sol. / Y estoy encantada / y me siento en el fuego / cuando el día se desvanece / y hay tanto que ver”. Como puede observarse, son haz y envés de las mismas manchas solares.

Y, para terminar, nada como una auténtica tormenta solar, de esas que ocasionan los peores trastornos electromagnéticos. Albert Pla, el inclasificable, dedicó dos canciones, dos verdaderas perturbaciones de la existencia, a esos caprichos de don Lorenzo. Terrible es sin duda El sol en verano [http://www.youtube.com/watch?v=Bl9sk7EbxzY&feature=kp], toda una explosión de crueldad naíf; y  un poco más soportable, en cambio, resulta Insolación [http://www.youtube.com/watch?v=8CTiFP8lx9k], en compañía de Fermín Muguruza, Manolo Kabezabolo y Robe Iniesta, un cuarteto, en suma, capaz de fundir todas las luces, hasta las más naturales, como las del propio sol.

Publicado en Saba 5, septiembre 2014