Blog de Ignacio Fernández

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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Puebla / Boikot / Wyatt


     El anunciado retiro de Robert Wyatt después de una larga carrera musical, primero como batería de Soft Machinr y de Matching Mole y luego, tras un accidente que le dejó en silla de ruedas, como cantante y compositor, es una buena excusa para rendirle homenaje e indagar en una rara versión que él protagonizó. Versión difícil de digerir, como veremos, pero que de paso nos remite a una canción gloriosa.

     Y, por si fuera poco, resulta que los acontecimientos históricos parecen evolucionar durante las últimas fechas, de modo que Cuba vuelve a estar en la portada de los medios de comunicación. Y con ello también su cancionero. Porque a lo que nos referimos es a un capítulo muy especial de la historia cubana y de su música, todo un eterno campo de cultivo. En él floreció, dentro del contexto de la vieja trova, la figura de Carlos Puebla y Los Tradicionales; con entusiasmo general sobre todo a partir de la revolución, de cuyos hechos se convirtieron en verdaderos cronistas. Hasta siempre, comandante, nacida en 1965, es precisamente uno de esos eslabones juglarescos sobre los sucesos revolucionarios, quizá el más notable merced a las referencias a su protagonista, otro icono donde los haya, el Che Guevara. El cantable en cuestión ha conocido una pervivencia extraordinaria y por él han paseado sus voces y sus ritmos numerosos otros artistas, desde Joan Baez hasta Enrique Bunbury.

     De toda esa serie de versiones, conviene atender a dos de ellas que tratan de escapar del molde original. Una menor, la del grupo Boikot, cuyo compromiso social y político se extiende a lo largo de toda su discografía. No es raro, pues, que hayan dedicado hasta tres discos a la figura del Che y que en uno de ellos, el titulado «La ruta del Che – No escuchar» (1997), se recogiera su visión punk y acelerada del clásico, combinada, eso sí, con ritmos e instrumentos latinos. Y, puesto que el resultado es brillante, la anotamos en este comentario para su difusión.

     Pero la otra versión a la que nos referimos es ya harina de otro costal. Lo que hizo Robert Wyatt en 2007, dentro de su disco «Comicopera», es un trabajo que se aleja conscientemente del formato primero e incluso de todos sus ecos. Hasta el punto de que su digestión, como decíamos al principio, requiere buenas dosis de sal de frutas. Viniendo desde el rock progresivo, Wyatt acentuó poco a poco, ya en solitario, sus bases jazzísticas y las posibilidades de su propia voz. A lo que hay que sumar también sin duda una posición política nada templada. Y algo más: sus años de vida en Mallorca, a la sombra y bajo la tutela del escritor Robert Graves, lo que le permitió entablar relación con las músicas hispanas y latinas. Fruto de todo ello o tal vez no es la recreación personal del Hasta siempre, comandante, dura e inigualable se mire como se mire. Quizá por eso conviene resaltar la opinión del músico en el momento de su adiós: “nunca estuve a la altura de mis héroes, pero tampoco intenté copiarlos”. Es en verdad un principio estilístico que debiera estar en el gen primitivo de cualquier versión, de cualquiera que opte por la recreación de sus propio mitos. No siempre se cumple. Pero sí en Wyatt, a quien honramos.

Publicado en genetikarockradio.com, 31 diciembre 2014

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