Blog de Ignacio Fernández

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viernes, 1 de mayo de 2015

2015: Así no salimos de la crisis


     Así no salimos de la crisis. Ése es el lema con el que este año CCOO y UGT animamos a los trabajadores y trabajadoras para participar en las manifestaciones del Día del Trabajo. Un mensaje controvertido, seguramente, que contrasta con los que se repiten desde fuentes oficiales sobre todo al hilo de las convocatorias electorales. No negaremos, es cierto, que España ha iniciado una nueva etapa de crecimiento, pero a la vez, como si sólo se tratase de un espejismo, esa tendencia convive con otra realidad obstinada que descubre el otro lado de la moneda. Comentaremos algunos ejemplos.

     Para empezar, no somos nosotros sino el servicio de estudios del BBVA quien estima que al acabar la crisis (según ellos, en 2020) habrá un desempleo estructural del 18%: cuatro millones de personas activas sin trabajo, más los que hayan emigrado. El futuro pasa, pues, por un desempleo estructural enorme y por el subempleo. De hecho, en octubre de 2014 tan sólo el 37% de trabajadores cotizantes a la Seguridad Social tenía en España un contrato de trabajo indefinido y a tiempo completo; ¿cuántos serán en 2020? ¿Y en 2030? ¿Cómo repercutirán estos empleos y estos salarios sobre la Seguridad Social?

     Precisamente a propósito de la Seguridad Social viene la segunda muestra. La evolución de la afiliación a ese sistema en la provincia de León no ha dejado de disminuir desde el inicio de la crisis. Así resulta que hemos perdido 28.909 afiliados o afiliadas entre 2008 y 2014, la provincia con el peor resultado de la Comunidad Autónoma. En conjunto, Castilla y León ha perdido 133.226 sin que la tendencia ni siquiera se haya detenido. Sucede así que al final del año 2014 el balance de afiliados y pensionados en la provincia es de 149.429 frente a 142.764. Evidentemente, insostenible.

     Y, por último, unos detalles sobre la conflictividad laboral vista desde el ámbito judicial. Tampoco ahí ha cesado el descalabro a pesar de reformas y decretos. Por el contrario, los asuntos resueltos en la jurisdicción social han crecido desde los 4.495 en 2011 hasta los 6.072 de 2014. Y los casos de despidos que se han llevado han evolucionado de los 723 a los 1.863 en las mismas fechas. Todo ello demuestra así mismo que el caudal continúa fluyendo y que poco ha colaborado a su contención el aparato legislativo propuesto por el Gobierno.

     Pues bien, llegados a este punto, examinada la realidad, la vivida y la relatada, tanto UGT como CCOO consideramos que es preciso modificar las políticas aplicadas hasta la fecha. En ese sentido, volvemos a insistir en cuatro actuaciones urgentes: impulso de la negociación colectiva, creación de empleo digno, incremento salarial y refuerzo de las medidas de protección social. En todo ello venimos trabajando y en ocasiones con resultados importantes. Es el caso de los acuerdos firmados con CECALE y con FELE en materia de negociación colectiva, aunque no se corresponden todavía, por desgracia, con otros de ámbito estatal. Lo mismo que se puede decir en cuanto a los acuerdos alcanzados dentro del diálogo social regional relativos a rentas garantizadas, que deseamos extender al conjunto del Estado mediante una estrategia general de rentas mínimas. En cambio, poco podemos lucir en cuanto a las condiciones del empleo o de los salarios, donde la obcecación de las contrapartes, ya sea el Gobierno, ya sean las patronales, no ha permitido progresar en el último año.

     Hay razones, pues, en la cercanía para la manifestación de este día 1. Como las hay también en el ámbito global del que necesariamente formamos parte: clamar contra la violación de derechos sociales, sindicales y civiles en todo el planeta; reclamar un mayor compromiso en la lucha contra la pobreza, en especial contra la pobreza infantil; demandar una política europea de migración, que dé soluciones a quienes huyen de guerras y miserias y que acabe de una vez con la vergüenza de las muertes en el Mediterráneo; exigir la retirada del Tratado de Inversiones y Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, que, tal y como se está negociando, supone una nueva amenaza contra la democracia y un atentado contra normas y derechos fundamentales; y, en fin, solicitar una apuesta por la paz, que permita alcanzar mayores niveles de convivencia democrática en el mundo, de justicia social y de sostenibilidad medioambiental.

     No es escaso el catálogo. Oportuno también, por otra parte, para los tiempos electorales que hemos comentado más arriba. Es una buena referencia para valorar el contenido de los programas que se someterán a la consideración de la ciudadanía y actuar en consecuencia. Así lo entendemos desde el punto de vista sindical.
Publicado en Diario de León, 1 mayo 2015

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