Blog de Ignacio Fernández

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martes, 14 de junio de 2016

Chucherías

     Afirma el economista y premio Nobel George Akerlof que “si alguien tiene la opción de manipularte, lo hará”. Y apunta acto seguido, en la misma entrevista, un ejemplo nada ético de esa manipulación sutil a la que estamos expuestos: “cuando vas al supermercado, es de esperar que los caramelos estén cerca de las cajas registradoras. Pero la cosa va más allá cuando esas chucherías se colocan justo en el sitio en el que tienes que hacer cola y esperar, y precisamente a la altura de los ojos de un niño de seis a diez años”. En fin, es una muestra reveladora de los efectos que produce la aplicación de la psicología sobre la economía y de los procedimientos del llamado neuromarketing.

     Pues bien, cuando en la actual campaña electoral se habla alegremente de la rebaja de impuestos, el IRPF en concreto, se actúa de un modo muy similar al de las chucherías. Es decir, se manipula. Y ocurre así porque éste es un asunto que debería resolverse con transparencia y rigor, no con ofertas que después difícilmente se verán cumplidas, salvo que se compensen con dolorosos ajustes y renuncias en materia de servicios públicos y prestaciones sociales. Hay que recordar que España ya presenta una de las menores recaudaciones fiscales de la zona euro: en 2015, recaudó un 38’2% del PIB en ingresos fiscales frente a la media del 46’6% de la zona euro, lo que supone una menor recaudación de en torno a 90.000 millones de euros anuales.

     Y, además, se lleva a cabo una muy negativa labor pedagógica al presentar los impuestos como algo prescindible. Más aún, se da la impresión de que lo mejor es que no haya impuestos. Directos, claro. Una política que, como bien sabemos, favorece la acumulación de la riqueza por parte de quien puede acumularla, no su reparto, y que desprecia la equidad. Y humilla, en suma, a los más necesitados: a todos aquellos que, por su situación de pobreza (la cuarta parte de la población), no tienen ni para pagar impuestos y sólo pueden esperar un beneficio público para sobrevivir.

Publicado en La Nueva Crónica, 14 junio 2016

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