Blog de Ignacio Fernández

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martes, 4 de octubre de 2016

Pobre desempleo pobre

     Aprendimos en la escuela el valor de la posición de los adjetivos y lo que implica en el significado de nuestra expresión. De este modo, ante una persona en situación de desempleo, no es lo mismo decir pobre desempleada que desempleada pobre. En el primer caso, se impone un sentido compasivo que apunta hacia la caridad y consagra la injusticia de ciertas políticas casi como un sino bíblico. En el segundo, se resalta la objetividad de un hecho y se constata una evidencia sobre la que es posible actuar. También con política.

     Pero las prestaciones por desempleo, se miren como se miren, son cada vez más pobres, como lo son también otros de los llamados pilares del estado social. La situación del mercado laboral desde 2008 ha supuesto un gran aumento del número de personas que ha necesitado recibir estas prestaciones, si bien la evolución del paro de larga duración, junto a las medidas adoptadas por el Gobierno, que han limitado las prestaciones en cantidad y en derecho a su acceso, han supuesto un recorte en el número de personas en desempleo que perciben prestaciones y en la calidad de las mismas.

     Para que nos hagamos una idea, baste decir que en la provincia leonesa había el pasado mes de julio 15.907 beneficiarios, un 11’5% menos que un año atrás, lo cual, evidentemente, no se corresponde con el mismo descenso en el número de personas desempleadas; que sólo un 50’3% de ellas disfrutan de cobertura por su situación frente al 74% que lo hacía en 2009; que para menos de la mitad llega la prestación contributiva, mientras que para el resto es asistencial; y que la cuantía media por persona es de 779 € al mes, mientras que era de 831 € en 2009.

     Recuérdese, pues, a la hora de los adjetivos, que en el año 2012 el sistema de protección por desempleo sufrió unas muy serias modificaciones, que han conllevado recortes importantes en el número de personas beneficiarias, en derechos de prestación, de duración y de cuantías a percibir por ellas. Así se explica en parte la pobreza.

Publicado en La Nueva Crónica, 4 octubre 2016

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