Blog de Ignacio Fernández

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domingo, 1 de enero de 2017

Calendario

Casi nada es tan convencional como el calendario. Sin embargo, la actualización de los almanaques que por estas fechas llevamos a cabo nos confirma lo presos que estamos de esas y otras convenciones. Tanto que acaban señalando el rumbo de nuestras vidas. Poco importa que este 2017 al que ahora damos comienzo sea a la vez, según costumbres y geografías, el mismo año 2016 en el calendario juliano, el 5777 en el hebreo, el 1438 en el islámico, el 1395 en el persa o el 1938 en el hindú. Sea como fuere, todos habremos celebrado el tránsito de uno a otro año, habremos comido dulces y entonado canciones confiando en que siempre sea mejor lo que está por llegar.

Por eso mismo tal vez el cancionero se ha hecho eco con frecuencia de las magnitudes temporales, que al cabo son la misma medida de nuestro existir. Una ojeada desde el balcón sonoro de Moderato Cantábile nos permitirá descubrir sus esencias y levantar acta de cómo los años pasan por nosotros pero también por el canto.

“La lluvia se derrama sobre el hombre del año pasado. / Ha transcurrido una hora / y él no ha movido su mano, / pero todo sucedería si él sólo diera la palabra: / los amantes se elevarían / y las montañas tocarían el suelo. / Pero la claraboya es como la piel para un tambor que yo nunca remendaré / y toda la lluvia se desploma / sobre los trabajos del hombre del año pasado”. Así entonaba Leonard Cohen su Last year’s man  [https://www.youtube.com/watch?v=ewIbMHTz6Do], un cantable a propósito para honrarlo desde esta tribuna y para resaltar la orfandad en que hemos quedado desde su fallecimiento hace casi dos meses, una eternidad si bien se mira o si bien se escucha. Aunque, hechos los homenajes debidos, sin duda ninguna otra canción hay como Años de Pablo Milanés [https://www.youtube.com/watch?v=xqP_dyUOEvQ] para explicar y cantar el paso del tiempo con esos aires cubanos que, por razones bien distintas, aparecerán retratados con profusión en los anuarios del último año: “El tiempo pasa, / nos vamos poniendo viejos, / y el amor no lo reflejo / como ayer”.

Da la impresión de que cuando se canta sobre los años se cae inevitablemente en la melancolía. Será tal vez porque el asunto se aborda casi siempre desde la perspectiva de lo que queda atrás y no con la expectativa de lo que está por venir. Sólo escapa de ese tono enfermo la magnífica Dos años dos de la Romántica Banda Local [https://www.youtube.com/watch?v=Xj7FVOl1PcI&spfreload=5], quizá porque celebra sin empacho la existencia compartida. Lo mismo que cuando uno exalta un momento determinado, tal y como hizo Leo Ferré en sus Veinte años, recreada en español por Amancio Prada en un disco que sirvió para homenajear al francés  [https://www.youtube.com/watch?v=KxgOVxDywKw]. Por el contrario, ningún desgarro mayor que el de Lhasa de Sela con su Para el fin del mundo o el año nuevo [https://www.youtube.com/watch?v=ATLmAPjHKo0]: “Llegarás mañana / para el fin del mundo / o el año nuevo. / Mañana te mato, / mañana te libro. / Estoy adelante. Ya no. / Ya no tengo miedo. / Mañana te digo que el amor, / que el amor se ha ido”.

Tampoco una mirada de conjunto resulta alentadora cuando de relatar lo vivido se trata. Así se muestran desde el blues John Mayall y Eric Clapton cuando entonan Lonely years [https://www.youtube.com/watch?v=5iFFYjr9YJk]; así lo hace desde la balada Luz Casal o cualquier otro de los múltiples intérpretes de Un año de amor [https://www.youtube.com/watch?v=xKeieJaOi2Y]; y, en fin, así procede David Bowie desde el lado glam-galáctico en Five years [https://www.youtube.com/watch?v=sW2HwE72FMk]: “Tenemos cinco años, míralos en mis ojos. / Tenemos cinco años. Cinco años, qué sorpresa. / Tenemos cinco años, mi cerebro duele tanto. / Cinco años, es todo lo que nos queda”. En realidad, únicamente Los Piratas junto a Amaral demuestran una actitud diferente en ese tipo de crónicas cuando juntos, mientras huyen de ellos, nos explican los Años 80 [https://www.youtube.com/watch?v=uQU4umyfufg].

Finalmente, en ese muestrario de visiones contrapuestas y de existencias contrarias medidas en términos de calendario, dos canciones vienen a resumir el combate entre puntos de vista. De un lado, inevitable, Al Stewart con su Year of the cat [https://www.youtube.com/watch?v=ckthyI3UQbI], desde luego mucho más alegre en la melodía que en el texto cantado: “Sabes que algunas veces estás tentado a abandonarla, / pero ahora te vas a quedar. / En el año del gato”. Y, de otro, Claudina y Alberto Gambino, quienes en 1976 grabaron Que mal año nos pare, tan desoladora que ni huella hay de ella, y es una pena, en esa red de redes. Por algo será: “Aquí no hay pajaritos, aquí no canta nadie… / …que mal año nos pare”.

Bien, como se ve, no sirve de mucho la referencia anual en el cancionero para alegrarnos la vida, que es lo que, tontamente, toca en los principios de cada nuevo año casi como una obligación. De manera que, metidos en convencionalismos, acudamos a magnitudes menores como día, como semana o como mes y pongamos un punto final a este capítulo de un modo más animoso. Daría para mucho más pero sólo es el contrapunto a todo lo que precede.


Nadie, para estimularnos, con tanta pasión ha cantado como Lole y Manuel al Nuevo día [https://www.youtube.com/watch?v=Z6imqdDVZFQ], aunque posiblemente el mejor narrador para un Perfect day no haya sido otro que Lou Reed [https://www.youtube.com/watch?v=CH2lvbdGkfM]: “Oh, es un día perfecto. / Estoy contento por haberlo pasado contigo”. Luego, podemos servirnos de Amparanoia para hacer frente con ritmo a La semana [https://www.youtube.com/watch?v=w7gZKVF38Bc] o probar con Fortuna para que de verdad la que venga sea una Buena semana [https://www.youtube.com/watch?v=aaR2JI9nlkM]. Y, por fin, ya puestos, lanzarnos a las Rebajas de enero [https://www.youtube.com/watch?v=J2KUNTbQLAU], que es lo que canta Joaquín Sabina para ilustrar el mes que inaugura el calendario.

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