Mirando
andaba Quevedo los muros de la patria suya y los hallaba desmoronados. Leves
diferencias habría si esa mirada suya abandonase ahora la celda de San Marcos y
se pasease por la ciudad que abraza la que fuera su prisión. Conde Rebolledo
arriba vendría a toparse con restos maltratados de lo que dicen que un día fue
muralla romana, y un poco más allá, entre las plazas de Riaño y de San
Francisco, de bruces vendría a darse con una más bien ajada cerca medieval. Al
otro lado, en la Calle Carreras y en la Avenida de los Cubos, notaría
precisamente la ausencia de cubos. Por último, otros restos presentes y
ausentes por doquier le confirmarían el valor que damos por estos páramos a las
piedras.
Y
lo que observamos nosotros con Quevedo es que al cabo las piedras merecen
atención de acuerdo sobre todo con dos circunstancias: la semana santa y los
escaparates. En el primer caso, los operarios municipales se afanan en arreglar
para los fastos religiosos lo que durante las restantes cincuenta y una semanas
del año se deja a la deriva. En el segundo, se impulsan paseos turísticos de
cartón piedra o comisiones para convertir la ciudad en decorado
cinematográfico. Es en suma lo que siempre se ha llevado por aquí: crucifijos y
apariencias, que precisamente alcanzan su mayor expresión al unísono en la
semana del fervor católico y de la limonada.
Sin
embargo, hay piedras todavía que nos dan vida o que dan testimonio de nuestra
vida, aunque suelan pasar mucho más desapercibidas que las ruinas públicas o
que los artificios oficiales. Sin ir más lejos, el lapidario espléndido que
reposa en los sótanos del Museo de León. Sobrecoge y estimula por igual el
espíritu quevedesco, así en lo literario como en los ecos históricos que
destila. Y su difusión honraría mucho más a esta ciudad que las campañas de
propaganda sobre lo efímero y comercial con que se decoran las paredes del
suburbano madrileño. Traerán bullicio a las calles, pero don Francisco
preferirá regresar a su celda silenciosa.
Publicado en La Nueva Crónica, 9 abril 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario