Blog de Ignacio Fernández

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jueves, 28 de diciembre de 2017

Todo y nada

Lo cierto es que lo primero para los arqueólogos del cancionero es hurgar en el inmenso desván de las canciones y rescatar de él aquéllas que ennoblecen el género muy por encima del banal comercio. A continuación se procede a clasificar las piezas según las más diversas taxonomías, si bien la nuestra está muy clara y no es otra que la que las lleva a unirse por el asunto del que tratan. Por último, ya sólo resta elaborar el guión que las ensarte en un nuevo artículo de Moderato Canátabile y darlo a la red para que sea compartido por quien a bien lo tenga. Y hete aquí que en ese ir y venir de asuntos, temas, materias y otros argumentos de la composición, hemos venido a reconocer que dos extremos abarcan la globalidad sin necesidad de mayores detalles: el todo y la nada. Sean éstos, pues, en esta penúltima entrega de la serie, los objetivos de nuestra clasificación.

Todo y nada, dos términos indefinidos que, sin embargo, contienen en sí cuantos motivos concretos se nos pueden ocurrir. En ocasiones como el haz y el envés de una misma realidad; otras como luz y sombra de un mismo sentimiento; y muchas más como declaración de intenciones o toma de posición frente al mundo. No importa, todo y nada son conceptos cantables a raudales y testimonio dejaremos de ello en la siguiente lista de canciones. Ahora bien, lo más curioso es que casi nunca la pareja se nos muestra unida en un mismo cantable, más bien es una excepción, pareciera como si los cantores no fuesen capaces de sumarlas y estuvieran condenados siempre a elegir lo uno o lo otro. Casi todos menos Small Faces en All or nothing [https://www.youtube.com/watch?v=NjEMHtSCU9M].

Tanto es así que hasta un mismo intérprete es capaz de conjugar, siempre separados por supuesto, ambos extremos sin ningún rubor, como le ocurrió a Luz Casal, que en Lo eres todo [https://www.youtube.com/watch?v=WVQGRmo3H9I] y en No me importa nada [https://www.youtube.com/watch?v=_7ApOSWoEZ4] es capaz de tejer por sí sola el panteísmo y la nadería del amor según convenga al caso. Y lo curioso es que el oyente, un mismo oyente, se identifica por igual con uno y otro lado, los siente con idéntica pasión quizá porque en el fondo todo y nada están demasiado próximo en eso del amor. Porque al cabo ningún otro territorio como el amoroso expresa mejor la tensión entre contrarios, y de ahí que los compositores se vuelquen en ese espacio con tan elementales vocablos sabedores de que en ellos se concentra la máxima expresión de la sentimentalidad más sublime y más ruin. Los ejemplos son abundantísimos. Para Amaral Sin ti no soy nada [https://www.youtube.com/watch?v=qcC92ZnhGQY]; según Joan Manuel Serrat Me gusta todo de ti [https://www.youtube.com/watch?v=kekJK57H37E]; en opinión de Esclarecidos No hay nada como tú [https://www.youtube.com/watch?v=UXeOkjSeGN4]; confiesa Pauline en la Playa que es Todo para ti [https://www.youtube.com/watch?v=aHB_i_-2trs]; e incluso para nuestro admirado cascarrabias Georges Brassens Tout est bon chez elle [http://www.dailymotion.com/video/xodod_rien-a-jeter_music].

Pero el caso es que, a pesar de esa simbiosis sentimental generosa, el trecho que media entre el todo y la nada es más bien notable y no siempre vamos a andar entregados a las cuitas que de él devienen hacia eso que llaman amor. Ni mucho menos, todo y nada abarcan mucho más y demostraciones hay que así lo atestiguan, pues numerosos y variados son los caminos de la existencia. Edith Piaf nos aseguraba que Je ne regrette rien [https://www.youtube.com/watch?v=Q3Kvu6Kgp88]  porque nada tenía de qué arrepentirse en su vida atormentada, casi como le ocurre a Jackson Brown en el relato de Nothin’but time [https://www.youtube.com/watch?v=j33XQZZWTlI], donde “no busco nada excepto un buen rato”. Por su parte, Franco Battiato, tan retórico él, filosofa acerca de que Niente è come sembra [https://www.youtube.com/watch?v=M27L6ZCelz0], mientras que para Jorge Dréxler, siempre entregado al rizo lírico y genial, Todo se transforma [https://www.youtube.com/watch?v=TUIJT_GPNjA]. Y, en fin, hay quien prefiere la mayor de las simplicidades, sin entrar en barullos, para quedarse sin más con el todo y la nada tal cual, más o menos como sucede con el Todo de Pereza [https://www.youtube.com/watch?v=TD2s0T0Wx1w]  o con la Nada de Amparanoia [https://www.youtube.com/watch?v=pLKoi0WMfl4].


Así es como, en suma, sin mayores precisiones, sin necesidad de entrar en detalles, abarcamos lo universal y su contrario para relatar nuestro vivir confuso y contradictorio. Aunque a veces ocurre que nos ponemos de lo más prosaico y nos gusta ser un poco más precisos, para entonar por ejemplo “dinero por nada y chicas gratis”, como hacen Dire Straits en Money for nothing [https://www.youtube.com/watch?v=wTP2RUD_cL0]. Otras veces soportamos sentencias y sambenitos con los que cargamos toda la vida como una herencia irremisible, tal y como nos recuerda Paco Ibáñez en No sirves para nada (con texto de José Agustín Goytisolo) [https://www.youtube.com/watch?v=F8KQkCvEP4g]. O, con un estado de ánimo bien distinto, imitamos a Vinicius de Moraes, Maria Creuza y Toquinho, nos damos a la samba y acabamos cantando y bailando Más que nada [https://www.youtube.com/watch?v=GULyLfvy32w]. O bien, apabullados por cuanto nos envuelve y nos aturde, pueda suceder que elijamos una canción definitiva y aseguremos con Vainica Doble que Todo desapareció [https://www.youtube.com/watch?v=pkoIXNw3oug]. Y sí, entonces la labor del arqueólogo musical, como la de cualquier otro mortal, tocará a su fin, recogerá sus bártulos y dejará que el tiempo transcurra tranquilamente hasta llegar a un nuevo episodio de la interminable historia del cancionero. Eso sí, con el único horizonte de que esta selección de canciones y estos comentarios sean todos para ti: All for you, Simple Minds [https://www.youtube.com/watch?v=fYxoh29kw_M].

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