Lo cierto es que lo
primero para los arqueólogos del cancionero es hurgar en el inmenso desván de
las canciones y rescatar de él aquéllas que ennoblecen el género muy por encima
del banal comercio. A continuación se procede a clasificar las piezas según las
más diversas taxonomías, si bien la nuestra está muy clara y no es otra que la
que las lleva a unirse por el asunto del que tratan. Por último, ya sólo resta
elaborar el guión que las ensarte en un nuevo artículo de Moderato Canátabile y
darlo a la red para que sea compartido por quien a bien lo tenga. Y hete aquí
que en ese ir y venir de asuntos, temas, materias y otros argumentos de la
composición, hemos venido a reconocer que dos extremos abarcan la globalidad
sin necesidad de mayores detalles: el todo y la nada. Sean éstos, pues, en esta
penúltima entrega de la serie, los objetivos de nuestra clasificación.
Todo y nada, dos términos
indefinidos que, sin embargo, contienen en sí cuantos motivos concretos se nos
pueden ocurrir. En ocasiones como el haz y el envés de una misma realidad;
otras como luz y sombra de un mismo sentimiento; y muchas más como declaración
de intenciones o toma de posición frente al mundo. No importa, todo y nada son
conceptos cantables a raudales y testimonio dejaremos de ello en la siguiente
lista de canciones. Ahora bien, lo más curioso es que casi nunca la pareja se
nos muestra unida en un mismo cantable, más bien es una excepción, pareciera
como si los cantores no fuesen capaces de sumarlas y estuvieran condenados
siempre a elegir lo uno o lo otro. Casi todos menos Small Faces en All
or nothing [https://www.youtube.com/watch?v=NjEMHtSCU9M].
Tanto es así que hasta un
mismo intérprete es capaz de conjugar, siempre separados por supuesto, ambos
extremos sin ningún rubor, como le ocurrió a Luz Casal, que en Lo
eres todo [https://www.youtube.com/watch?v=WVQGRmo3H9I]
y en No
me importa nada [https://www.youtube.com/watch?v=_7ApOSWoEZ4]
es capaz de tejer por sí sola el panteísmo y la nadería del amor según convenga
al caso. Y lo curioso es que el oyente, un mismo oyente, se identifica por
igual con uno y otro lado, los siente con idéntica pasión quizá porque en el
fondo todo y nada están demasiado próximo en eso del amor. Porque al cabo
ningún otro territorio como el amoroso expresa mejor la tensión entre
contrarios, y de ahí que los compositores se vuelquen en ese espacio con tan
elementales vocablos sabedores de que en ellos se concentra la máxima expresión
de la sentimentalidad más sublime y más ruin. Los ejemplos son abundantísimos.
Para Amaral Sin ti no soy nada [https://www.youtube.com/watch?v=qcC92ZnhGQY];
según Joan Manuel Serrat Me gusta todo de ti [https://www.youtube.com/watch?v=kekJK57H37E];
en opinión de Esclarecidos No hay nada como tú [https://www.youtube.com/watch?v=UXeOkjSeGN4];
confiesa Pauline en la Playa que es Todo para ti [https://www.youtube.com/watch?v=aHB_i_-2trs];
e incluso para nuestro admirado cascarrabias Georges Brassens Tout
est bon chez elle [http://www.dailymotion.com/video/xodod_rien-a-jeter_music].
Pero el caso es que, a
pesar de esa simbiosis sentimental generosa, el trecho que media entre el todo
y la nada es más bien notable y no siempre vamos a andar entregados a las
cuitas que de él devienen hacia eso que llaman amor. Ni mucho menos, todo y
nada abarcan mucho más y demostraciones hay que así lo atestiguan, pues
numerosos y variados son los caminos de la existencia. Edith Piaf nos aseguraba
que Je
ne regrette rien [https://www.youtube.com/watch?v=Q3Kvu6Kgp88] porque nada tenía de qué arrepentirse en su
vida atormentada, casi como le ocurre a Jackson Brown en el relato de Nothin’but
time [https://www.youtube.com/watch?v=j33XQZZWTlI],
donde “no busco nada excepto un buen rato”. Por su parte, Franco Battiato, tan
retórico él, filosofa acerca de que Niente è come sembra [https://www.youtube.com/watch?v=M27L6ZCelz0],
mientras que para Jorge Dréxler, siempre entregado al rizo lírico y genial, Todo
se transforma [https://www.youtube.com/watch?v=TUIJT_GPNjA].
Y, en fin, hay quien prefiere la mayor de las simplicidades, sin entrar en
barullos, para quedarse sin más con el todo y la nada tal cual, más o menos
como sucede con el Todo de Pereza [https://www.youtube.com/watch?v=TD2s0T0Wx1w] o con la Nada de Amparanoia [https://www.youtube.com/watch?v=pLKoi0WMfl4].
Así es como, en suma, sin
mayores precisiones, sin necesidad de entrar en detalles, abarcamos lo
universal y su contrario para relatar nuestro vivir confuso y contradictorio. Aunque
a veces ocurre que nos ponemos de lo más prosaico y nos gusta ser un poco más
precisos, para entonar por ejemplo “dinero por nada y chicas gratis”, como
hacen Dire Straits en Money for nothing [https://www.youtube.com/watch?v=wTP2RUD_cL0].
Otras veces soportamos sentencias y sambenitos con los que cargamos toda la
vida como una herencia irremisible, tal y como nos recuerda Paco Ibáñez en No
sirves para nada (con texto de José Agustín Goytisolo) [https://www.youtube.com/watch?v=F8KQkCvEP4g].
O, con un estado de ánimo bien distinto, imitamos a Vinicius de Moraes, Maria
Creuza y Toquinho, nos damos a la samba y acabamos cantando y bailando Más
que nada [https://www.youtube.com/watch?v=GULyLfvy32w].
O bien, apabullados por cuanto nos envuelve y nos aturde, pueda suceder que
elijamos una canción definitiva y aseguremos con Vainica Doble que Todo
desapareció [https://www.youtube.com/watch?v=pkoIXNw3oug].
Y sí, entonces la labor del arqueólogo musical, como la de cualquier otro
mortal, tocará a su fin, recogerá sus bártulos y dejará que el tiempo
transcurra tranquilamente hasta llegar a un nuevo episodio de la interminable
historia del cancionero. Eso sí, con el único horizonte de que esta selección
de canciones y estos comentarios sean todos para ti: All for you, Simple Minds
[https://www.youtube.com/watch?v=fYxoh29kw_M].
No hay comentarios:
Publicar un comentario