Para
las gentes de mi generación, que mayo sea el mes de las flores no es sólo una
cuestión del refranero ni de añoranzas hippies. Mucho tiene que ver en ello el
adoctrinamiento religioso que por tierra, mar y aire recibimos desde la
infancia. Y no por otra razón sabemos que este día 13 es, precisamente, un día
florido, virginal y lusitano. Así que, si bien se mira, ésa es la contribución
más positiva de las enseñanzas religiosas, la de sumar conocimiento a lo que
llamábamos cultura general, y a eso debería limitarse ese tipo de enseñanzas en
la escuela. Sin embargo, sabemos bien que ni sucedía ni sucede así y que el
desequilibrio entre estos contenidos y otros es notable, hasta el punto de que
pocas son las personas que a ese acervo común básico han incorporado otro tipo
de flores más literarias, las del mal que firmara Baudelaire. Seguramente
porque hay quien, al elaborar leyes, currículos y programas educativos, con
buen juicio considera impropio de criaturas semejante colección de pecados
líricos, aunque no haya problema en que la ternura de niños y niñas conviva con
muertes y resurrecciones, con torturas y sacrificios, con infiernos y
martirios. También con flores, por supuesto.
Lo
mismo que ocurre, por ejemplo, con el Romance del prisionero, juzgado como
impropio para niños y niñas de corta edad, que no han alcanzado lo que llamaban
el uso de razón. Quizá porque nadie quiera explicarles en qué consiste el mal
galardón que la voz poética reclama para el ballestero asesino de la avecilla
que cantaba cuando, justamente, los campos estaban en flor. No hay
inconvenientes, sin embargo, en que padres, madres y demás familia reclamen
vacación y se les conceda para acompañar a esos mismos niños y niñas a la
ceremonia del desenclavo, a la angustia y a la soledad, a la procesión de la
Dolorosa o de las Tinieblas, al Rosario de la buena muerte, a la exposición de
las llagas de Cristo o de la imagen de la Virgen de la Amargura. Todo esto sí
es natural, al parecer, y razonable.
Publicado en La Nueva Crónica, 13 mayo 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario